viernes, 26 de febrero de 2010

2.

- Esta vez voy a estar contigo más tiempo que nunca, he estado un mes sin verte. Quiero recuperar el tiempo que me debes. No te voy a dejar marchar- susurraba Sarah al oído de Kesh, con tono cariñoso, pero a la vez amenazador y muy en serio-.
Kesh esbozó una media sonrisa y se separó un poco de ella.
-Saca los grilletes, soy tu prisionero.
Sarah sonríe y lo mira a los ojos, dándole a entender que no va en broma que no le va a dejar marchar.
-¿Cuándo piensas irte?
- Ya, pero quiero que vengas conmigo. Quiero que me acompañes a París, y pasar unos meses conmigo. O unas semanas, o unos días. El tiempo que quieras.
Sarah se queda pensando. La propuesta de Kesh no está mal, pero por otro lado, el trabajo, Rue
Pero hace tanto tiempo que no ve a Kesh que no le importa el trabajo.
-Me parece buena idea, pero déjame ir a casa a coger algo de ropa y a avisar a Shey de que me voy, no quiero preocuparles.
Kesh se encoge de hombros.
-Como quieras, te espero aquí- Sarah se levanta y Kesh repara en la guitarra eléctrica y los altavoces- ¿Qué es?
-Ah, lo olvidaba. Es mi guitarra, el mes pasado vi como la observabas. Se que te llama la atención y has estado viendo para comprarte una. Esta era mía, pero como ya no la toco, quiero que la tengas tú. Considerarlo un regalo de bienvenida. Nos vemos luego- Sarah se va corriendo, y Kesh la observa, sonriendo.


Al llegar a casa entra corriendo a la habitación y comienza a hacer la maleta. Cogiendo solo lo imprescindible. Rue entra en la habitación.
Rue ha cambiado mucho. Ahora lleva el pelo corto, por enzima del hombro, y liso. Lleva el flequillo hacia el lado. Y ahora es más alta y delgada, y su cara más fina, dejando atrás la redondez de cuando era niña.
-¿Qué haces Sarah?- dice frunciendo levemente el ceño- ¿Dónde vas?
- Ah, hola Rue. Es que ha venido Kesh y me ha propuesto ir con el a pasar unos días en París.
- ¿Y pensabas marcharte sin avisarnos?
- Por supuesto que no. Iba a hacer la maleta y avisaros luego, pero es que no me ha dado tiempo.
- Amm, vale. Pero, ¿Y el trabajo?
-Rue me importa más bien poco el trabajo. Estoy un mes entero sin verlo y no voy a dejar que se valla- dice obligándola a mirarle a los ojos- ¿Entiendes?
- Sí…, claro- dice, retrocediendo- Yo voy a decírselo a Shey.
Sarah asiente y sigue haciendo la maleta. Una vez esta todo listo baja a despedirse.
Todos están en el salón, viendo la tele.
- Sarah, definitivamente, eres imbécil- Dice Criss, enfadado-. ¿Cómo mierda te vas a ir con ese capullo a Francia?
Sarah deja la maleta en el suelo, y herida en su orgullo de gira hacia Criss.
-Yo no soy imbécil, y aré lo que me de la gana, cuando me de la gana e iré y vendré de Francia a mi antojo. Tú no eres quién para decir que he de hacer, y menos aún, decidir quién es un capullo- Dice, enfadada también-. Criss lamento que no te guste la idea, pero le amo. Y no quiero separarme de él otra vez.
-Vale, vale- Interviene Shey-. Nos relajamos todos. Sarah, ¿Estás segura?
-Sí- dice-.
-Bien. ¿Cuándo volverás?
-No lo se. En unas semanas.
-¿Y el trabajo?- Dice Rue-.
-Puedes sustituirme, Rue.
-Pero es que…
- Estás buscando trabajo, ¿No?- Dice Sarah, interrumpiéndola- Pues ya está. Hazme ese favor.
Rue mira a Sarah, intranquila, pero la mirada de Sarah la relaja y acepta, asintiendo lentamente.
-Os echaré de menos. Cuidaros- Sarah da un beso a cada uno y se va, corriendo con la pesada maleta en la mano-.

miércoles, 24 de febrero de 2010

1.

Esa noche el parque estaba casi vacío, a excepción de la gente que salía y enraba al bar.
La temperatura era perfecta y la luna llena resplandecía en el cielo. Miles de estrellas daban vida al pequeño pueblo que se encontraba a sus pies, iluminando, con ayuda de la luna, todas las pequeñas calles que se encontraban debajo. Dando vida a un viejo parque cuyas farolas estaban todas fundidas.
En ese momento una chica salía del bar, y sonrío al mirar al cielo, sorprendida por su belleza. Tendría unos 23 años, alta y delgada. Dos largos tirabuzones oscuros enmarcaban su rostro alargado, y el resto de su pelo estaba cogido en una coleta alta. Bajo su flequillo recto, dos pequeños ojos castaños iluminan su rostro, dos ojos llenos de luz. Unos ojos que mostraban, quizás, alegría por haber terminado sus estudios, o satisfacción por haber encontrado un trabajo. Quizás mostraban amor o simpatía por sus amigos. O quizás mostraban algo más.
Vestía unos cortos pantalones negros, una ligera camiseta azul y zapatillas de deporte. En su espalda, metida dentro de su funda, está su guitarra eléctrica. Con un pequeño altavoz en una mano y una maraña de cables en la otra, avanza con paso firme y decidido hacia el interior del parque, donde la única iluminación es la tenue luz de la luna. Ella se sienta en un banco solitario, dejando la guitarra y demás cosas a su lado, y dejando un espacio libre a su otro lado.
Alguien más entra entonces a ese lugar del parque. Un chico alto. Con el cabello negro como la noche, al igual que sus ojos. Su piel es morena, y parece envuelto por un halo de misterio y belleza.
La chica se vuelve y su sonrisa se hace aún más amplia. Él se sienta a su lado y sonríe también.
- Hola, Sarah- dice mientras se acerca lentamente a ella para besarla, con cariño-.
- Sabía que vendrías hoy- dice Sarah, separándose de él levemente-. Te he echado tanto de menos que ni te lo imaginas.
Él se acerca y vuelve a besarla, pero esta vez el beso no es tan suave como entes.
- También yo te he echado de menos.
Ambos se fundieron en un cálido abrazo, recordando su primer encuentro, en los baños de un centro comercial. Kesh debía acabar con Sarah, pero no pudo hacerlo, y a partir de entonces quedaron enamorados el uno del otro. Kesh dejó a los Rakseine para irse con ella, y mató a una de sus antiguas jefas para salvar la vida de Sarah y sus amigos. Todos viajaron juntos a Eldun para devolver el Poder de la piedra de Thalis, y, tras entrevistarse con la reina Nélyan esta les dio las gracias y les propuso quedarse a vivir allí, como los héroes que salvaron Eldun. Pero denegaron la propuesta pidiendo a la reina volver a la Tierra, ya que había sido su planeta de toda la vida. Y esta acepto, haciéndoles prometer que volverían de vez en cuando.
Una vez volvieron a la Tierra, Sarah contó a todos que estaba enamorada de Kesh, y si no lo aceptaban a él, ella se iría. Kesh no siempre vivía con ellos, pues tenía un pequeño piso en París. Pero si algunas temporadas, una semana o dos como mucho, ya que Shey y Rue sí que lo aceptaban como una más, pero Criss no se fiaba de él ni un pelo, y hacía todo lo posible para que Kesh lo supiera, a pesar de que este se mostraba impasible y frío con todo el mundo. Excepto con Sarah, y quizás con Rue. Pero él y Criss no se tragaban.
Dos años después, a nadie le impresionaba ya que un día Kesh estuviese en la casa, y al siguiente no. O que Sarah no volviese a casa una noche.

domingo, 21 de febrero de 2010

Bueno, ya he terminado con mi historia. Espero que os haya gustado porque me costó un montón escribirla. Ahora estoy trabajando en la segunda parte, que se está volviendo más complicada de lo que me gustaría...
Pero bueno, tengo un pequeño problema, porque ahora cuando empiece a publicarla no se si hacerla como una continuación de las demás o hacerla con un título diferente (porque el título de la Piedra de Thalis ya no le pega nada). Por favor dejar un comentario en esta entrada y dadme vuestra opinión, mientras yo la seguiré escribiendo.
Muchas gracias por vuestros comentarios y críticas, ayudan =)

martes, 16 de febrero de 2010

La piedra de Thalis. Capítulo 13.

Abro los ojos y veo la piedra, que ahora es una roca normal. Mi colgante es el que resplandece, por lo que lo meto dentro de mi camiseta. Aparto la mano de la piedra y me giro. Todo está paralizado e igual que antes de irme. Las figuras negras nos rodean y mis amigos están preparados para lanzarse al combate.
Parpadeo y todo vuele a la normalidad.
Sarah, la piedra!- me grita Shey-.
-Ya está- contesto-.
Shey no puede contestarme porque una figura de negro se le lanza encima. Me acerco para ayudarle pero veo que dentro de poco alguien vendrá a por mí. Cuando tengo a mi oponente casi encima me aparto rápidamente y este cae al suelo. Ambos nos enzarzamos en una lucha de muerte y en uno de mis movimientos logro quitarle el pasamontañas de la cabeza.
Me quedo ahí parada.
Gardey aprovecha el momento y me da una patada en el estómago. No lo puedo creer, ¿Gardey?, pero, pero si es corta de mente…, espera, Gardey nos ha estado espiando todo el rato, nos ha hecho creer que es tan tonta que podíamos hablar de magia en sus narices, bueno, no es hora de pensar en esto.
Intento incorporarme, pero el pie de Gardey me aprieta en el hombro y la punta de su daga roza mi cuello.
Trago saliva y miro a mi alrededor. Criss se ha deshecho ya de dos y parece pelear sin problemas. Shey y Rue se cubren el uno al otro y tan solo parecen tener algunas heridas superficiales. Aly está de pie, con una daga en cada mano, pero no les son necesarias, pues mata a sus oponentes mirándolos a los ojos. El hada me mira y, a la velocidad de la luz, viene hacia donde estoy yo y le da una patada a Gardey en el costado, lo que la hace caer. Aly me tiende una mano y me ayuda a levantarme, acto y seguido inca una de sus dagas en el pecho de Gardey, lo que hace caer el cuerpo inerte de esta al suelo.
Alguien más entra en la burbuja de aire. Reconozco a la mujer de mi visión, la que le decía a Kesh que tenía que matarme. Me mira y sonríe, rápidamente desvío la vista y cierro mi mente a la telépata. Aly se pone delante de mí y las dos se quedan mirándose, intentando matarse la una a la otra con el poder de sus mentes.
Ya casi no quedan personas de negro en el círculo, vivas, al menos. Criss se deshace del último y nos reunimos los cuatro. Todos presentan heridas, pero no de aspecto grave. Voy a preguntarles qué tal están cuando Aly cae al suelo.
-Aly- Grito, y me acerco a ella con los ojos húmedos- ¡Aly!
-Es inútil sacerdotisa- Dice la mujer- Está muerta, como estaréis vosotros dentro de nada. ¿Qué has hecho con el Poder?
La mujer se acerca y como no le contesto ni la miro me coge la barbilla y la alza para que la mire, intento resistirme. Miro hacia la izquierda y veo a Rue, que está tirada en el suelo con la cara entre las rodillas. Shey tiene cogido a Criss- Que se revuelve desesperadamente- y hace acopio de fuerzas para mantenerlo a su lado, porque un paso en falso y la mujer lo matará.
Al final la mujer me obliga a mirarla. Me pierdo en su mirada y noto como las fuerzas me abandonan poco a poco. Caigo al suelo. Ya está, pienso, estoy muerta.
Pero no, no puede ser. Me duele todo el cuerpo y no puedo moverme, el cielo no puede ser tan doloroso.
Consigo abrir los ojos y veo que la mujer mira a la derecha, sigo su mirada y veo a Kesh, allí de pie, con la espada en la mano.
- Tú…- Dice la mujer- ¡Fuera! Te dije que la próxima vez que te viera te mataría.
Kesh me mira.
-Suéltala- Le dice a la mujer, ella me suelta la barbilla y mi cabeza cae al suelo-.
Veo como Kesh se acerca a la mujer. Ambos se quedan mirándose, entonces a la velocidad de la luz Kesh desvía la vista e inca la espada en el vientre de la mujer. Esta cae al suelo y sangre comienza a brotar de su boca.
Kesh deja la espada en el suelo y se arrodilla junto a mí. Yo lo abrazo tan fuerte que temo romperle algo.
-Gracias- le digo entre lágrimas- nos has salvado la vida.
-Os lo debía tras haber matado a Martha. Lo lamento.
Niego con la cabeza y lo miro. Él pone una mano en mi cuello y la otra en mi cintura, me acerca a él y me besa en los labios. Nos quedamos así hasta que alguien se aclara la garganta, me doy la vuelta y veo a Rue y a Shey. Criss está apoyado en la piedra, y acto seguido desaparece. Veo como Rue me sonríe, y ella y Shey desaparecen también.
Los últimos en irnos, Kesh y yo.
Volvemos a casa.



FIN

lunes, 15 de febrero de 2010

La piedra de Thalis. Capítulo 12.

-No vamos a morir, Sarah- me intenta tranquilizar Aly- todo saldrá bien.
Yo miro al hada con los ojos entrecerrados y aparta sus ojos negros de mí.
-¿Cómo sabes eso Sarah?- me pregunta Criss-.
- Lo vi en mi visión.
Criss asiente, entonces empezamos a comer.

Una vez que hemos terminado y recogido empezamos a hacer planes para ver quién va con quién. Criss y Rue irán juntos, ya que ambos son principiantes y si uno de ellos falla el otro lo complementará. Aly irá sola y yo iré con Shey.
- ¿Listos? –dice Shey, Aly asiente y desaparece- Criss y Rue también se van- ¿Preparada Sarah?
Yo no le contesto, sino que clavo aún más mis uñas en su antebrazo, lo que habrá interpretado como un sí, porque al instante siguiente me encuentro en medio del océano.


Es una escena preciosa. Shey ha hecho un escudo de aire a nuestro alrededor. El suelo es de arena marrón oscura, y de ella nacen algas, corales, y demás plantas marítimas. Pero lo que más destaca de todo en una gran piedra que hay en el centro del escudo, a unos metros de mí.
- Es precioso- dice Rue- ¿Es la piedra de Thalis?
- Así es- dice Aly- Vamos, no tenemos tiempo que perder.
Todos se acercan a la piedra, pero yo no me muevo ni un milímetro hasta que Aly hace un gesto con la mano para que valla.
Aunque podemos caminar y respirar como en tierra firme estar viendo agua por todas partes me resulta inquietante.
Yo estoy a un paso de exacto de una roca de un naranja resplandeciente. Shey está detrás de mí, junto a Aly. Criss y Rue me cubren los flancos.
- Sarah, concéntrate. Tú tócala, haz lo que tengas que hacer y si vienen los Rakseine nos ocuparemos nosotros.
Asiento y alzo la mano, rozo la piedra.
Figuras negras aparecen en la burbuja de aire. El combate empieza
Pero yo ya no estoy en medio en medio del océano. Todo a mi alrededor es negro y siento que estoy flotando.

Pero después una sala se materializa a mi alrededor, es un salón muy grande y todo lo que hay en el es de tonos rojizos, dorados o marrón oscuro, incluso la túnica de una mujer que hay en medio de la sala…, espera, hay una mujer en medio de la sala. Me dispongo a acercarme a ella, pero me doy cuenta de que está demasiado cerca de mí ya. Es más, tanto, que podría tocarla si alzo la mano.
Me sonríe.
-Bienvenida, sacerdotisa- dice con voz etérea- Hacía tiempo que te esperaba.
Me quedo mirando a la extraña mujer. Desconozco el nombre de su raza, es poco más alta que yo y muy delgada. Su piel es dorada y brilla de una manera extraña bajo la tenue luz, su pelo es verde y ondulado, y por sus rasgos faciales, diría que se trata de algún tipo de hada, excepto por sus ojos violáceos y sus manos palmeadas. Supongo que será mestiza.
-Me llamo Sarah Thomas, y soy médium- digo cuando, al fin, consigo hablar- Busco a la señora Iryal de Thalis.
-Pues parece que la has encontrado- dice sonriendo, yo le hago una reverencia-. Oh, sacerdotisa no es necesario- me levanto-. Así está mejor. Vienes a llevarte el Poder, ¿No es así?
-Y-yo… no, bueno sí- digo balbuceando- Bueno, vengo a hablar con usted, después hará lo que crea conveniente. Y-yo…
-Habla, pues.
-Verá señora. Eldun de ha quedado sin Poder, y como usted sabrá, es necesario. La actual reina Nélian pensó que…, que quizás usted, p-podría…
- Tranquila cielo- Me dice con una sonrisa maternal- No voy a morderte.
- Pensó que quizás podríamos llevar la piedra a Eldun y así usted daría a los reyes su Poder…- He llegado a la conclusión de que balbuceando no llego a ningún sitio, así que alzo la cabeza y por fin mi voz suena alta y clara- Los reyes dicen que es necesaria una médium, como yo. Pero no entiendo el porqué.
-Yo sí entiendo el porqué- Dice la reina Iryal- Verás, la piedra en si carece de Poder, es el espíritu que habita en ella quien lo tiene. Un espíritu no puede ser transportado, porque es inmaterial, por lo que se necesita un medio material para transportarlo. Estoy al corriente de que tus amigos van a darlo todo por mí mísero espíritu en esta batalla, por lo que no hace falta que teletransportéis esta piedra a Eldun. Cuando salgas de aquí, sacerdotisa, tal solo tienes que llevar este colgante a Eldun- Dice señalando la estrella que llevo colgada al cuello, un regalo de tía Martha-, déjalo con las otras piedras y el Poder regresará a nuestro planeta, querida.
Caigo de rodillas al suelo y lágrimas comienzan a brotar de mis mejillas. No suelo llorar delante de la gente, pero aquella mujer estaba rodeada de un aura que la hacía asemejarse a una diosa, y tener la sensación de poder salvar mi mundo es tan… extraño.
-Bendita sea usted, majestad- Iryal se agacha y atrapa con su dedo una lágrima que recorre mi mejilla- ¿No le da pena perder el Poder?
- En absoluto, a mí ya no me hace falta y aré lo que pueda por ayudar a mi pueblo. Se me agota el tiempo sacerdotisa. A propósito, Martha te da recuerdos. Ganaréis esta batalla.
La mujer desaparece y me quedo sola en el gran salón, que también va desapareciendo, que poco a poco, también va desapareciendo. Al poco rato estoy flotando en la negrura otra vez.

sábado, 13 de febrero de 2010

La piedra de Thalis. Capítulo 11.

Bajo a la cocina a preparar la comida y cuando meto el pollo en el horno entra Rue.
-¿Qué tal Sarah?- dice al entrar, deja la mochila en una de las sillas y se sienta en otra.
- Bien, gracias- Me giro para mirarla- Rue, he tenido una visión, los Rakseine nos tendían una trampa.
Rue se levanta lentamente.
-¿Dónde?, ¿Cuándo?
- Donde está la piedra de Thalis. Yo la tocaba y entonces personas de negro aparecían a nuestro alrededor.
- ¿Cuántos eran?
- No lo sé, pero nos superaban en número.
Rue asiente y sale de la cocina.
Al rato oigo voces en el salón. Salgo al encuentro con Criss, Shey y Aly. Cuando llego los veo a todos sonrientes, yo no sonrío.
-La hemos encontrado Sarah- dice Criss- ¿Qué te pasa?
-Que los Rakseine nos van a tender una trampa- dice Rue, apareciendo en el umbral de la puerta- Cuéntales tu visión Sarah.
Todos nos sentamos y yo les cuento lo que visto con todo detalle.
-Vaya mierda- Criss está que echa chispas- Yo no pienso rendirme sin luchar.
- Pero…- digo yo- Ellos son más.
-¿Y qué Sarah? ¿Y qué?-Veo que Criss se levanta y retrocedo-¿Vas a rendirte sin plantar cara? Yo, no.
-Yo tampoco- dice Aly- Podemos vencer, somos buenos.
Veo por el rabillo del ojo como Rue se muerde el labio inferior y mira a Shey, que tiene la duda pintada en el rostro. Al final Shey asiente y Rue baja la cabeza, ella odia la lucha, pero irá donde Shey valla.
-Está bien- Dice Shey- Si las cosas se ponen feas, volveremos aquí- todos asienten menos yo, que sigo cabizbaja-. ¿Sarah?- al final yo también asiento-.Está bien.
-¿Cuándo iremos?- pregunto-.
- Mañana.

El resto del día pasa lentamente, en el trabajo me limito a llevar los pedidos e ignorar a Gardey (que no para de burlarse de mí).
Llegamos a casa, ceno rápidamente y subo a mi cuarto. Nada más tumbarme en la cama, para mí sorpresa, caigo en un sueño profundo y sin pesadillas.

Un ruido atronador me despierta, es como si estuvieran golpeando algo metálico con un palo. Por un momento temo no equivocarme. Me incorporo y veo a Rue, ella también se ha despertado. Nos miramos con el ceño fruncido. Visto que el ruido no cesa, me levanto y salgo a la puerta.
Veo a Criss paseando por el pasillo, golpeando dos viejas sartenes de cocina.
Criss!- Grito corriendo hacia él- ¿Tú eres tonto o has comido mierda? ¡Para de una vez!
- Os estoy despertando, os iba a tirar un cubo de agua encima, pero esto me pareció más sutil. Vamos a irnos pronto- dice encogiéndose de hombros- El desayuno está listo.
Giro mis talones y vuelvo a la habitación.
- ¿Qué era?- pregunta Rue-.
- Era Criss, dice que nos estaba despertando- cojo su ropa y se la lanzo- Vístete.
Bajamos al comedor, estoy tan nerviosa que temo tropezar con mis propios pies.
- Para ya Sarah- me dice Rue mientras bajamos las escaleras-. Odio que te comas las uñas.
- ¿No estás nerviosa?- le pregunto- Yo, sí.
- Ya, no hace falta que lo jures. Tranquila, todo irá bien.
Hay veces que Rue parece mi hermana mayor, y yo una niña.
- No caerá esa breva.
Rue pone los ojos en blanco. Cuando llegamos a la cocina el desayuno está en la mesa. Criss y Aly ya están sentados.
- Buenos días- dice Aly, Rue sonríe-.
- Sí, sobre todo buenos…- mascullo-.
- Oh, ¡Vamos Sarah!- dice Criss-. Llevamos años esperando este momento. Una pelea sienta bien de vez en cuando.
- ¡ Te sentará bien a ti!- estallo yo- ¡ Tú no tienes que hablar con una roca! Si es eso lo que tengo que hacer. ¡ Por qué no tengo ni idea de qué es lo que tengo que hacer!. ¿No estarías nervioso tú si tuvieses que salvar el mundo y no sabes cómo?
-Sarah, relájate- me regaña Shey desde la puerta-.
-Lo siento. Esque…- me siento y empiezo a comer- No importa.
Shey se sienta, pero en vez de empezar a comer se aclara la garganta. Todos lo miramos.
- Si es cierto que van a atacarnos he pensado que deberíamos cubrir a Sarah- dice mirándonos a todos- Aly, tu y yo…
-Shey y tú me cubriréis las espaldas- digo, interrumpiendo a Shey- Rue y Criss me cubrirán los flancos. Shey creará una burbuja de aire, pequeña para que no quepa mucha gente, pero eso no importa, porque ellos la harán más grande- digo todo esto muy rápido, atropellando unas palabras con otras-. Pero eso no importa, vamos a morir todos.

jueves, 11 de febrero de 2010

La piedra de Thalis. Capítilo 10.

Cuando abro los ojos veo que estoy tumbada en mi cama. Me duele la cabeza. Miro a mi alrededor y veo a Kesh apoyado contra la pared, con los brazos cruzados delante del pecho y las piernas cruzadas. La viva imagen de la despreocupación, pienso. Me incorporo lentamente.
-Lo siento- dice, sonriéndome- No era mi intención que te desmayaras.
-Tu lo vas a sentir…- murmuro por lo bajo, llevándome la mano a la cabeza.
- Sí que lo siento- dice chasqueando la lengua, y avanza hacia mí- No me gustaría matarte- Sonríe dulcemente y me mira- No de un susto.
Le lanzo una mirada fulminante y se para dónde está.
- ¿Qué haces aquí?- Digo levantándome- Creo haberte dicho que te alejases de mí.
- Y yo creo haberte dicho que pensaras sobre algo.
- Te dije que no iría contigo ni aunque me fuera la vida en ello.
Eso es mentira, me digo a mí misma, ya lo creo que iría con él, hasta el fin del mundo.
Al instante siguiente me odio a mí misma por haber pensado eso. Kesh sonríe.
- Esque, te va la vida en ello- Dice acercándose un paso- ¿Habéis encontrado ya la piedra?
- No.
- Mientes.
- ¿Y tú que sabes si miento?- Enarca una ceja y se lleva el dedo índice a la sien (el mismo gesto que hizo Aly)- Bueno, y si miento, ¿A ti que más te da?
-Me importa porque en el momento en que tu piel roce la piedra de Thalis, os van a tender una trampa.
Entonces todo a mi alrededor de vuelve negro.

>> Shey crea una burbuja de aire a nuestro alrededor, aunque podemos caminar y respirar como en tierra firme estar viendo agua por todas partes me resulta inquietante.
Yo estoy a un paso de exacto de una roca de un naranja resplandeciente. Shey está detrás de mí, junto a Aly. Criss y Rue me cubren los flancos.
- Sarah, concéntrate. Tú tócala, haz lo que tengas que hacer y si vienen los Rakseine nos ocuparemos nosotros.
Asiento y alzo la mano, rozo la piedra.
Figuras negras aparecen en la burbuja de aire. El combate empieza.

Abro los ojos de golpe y comienzo a parpadear. Veo que estoy en brazos de Kesh y una sensación cálida comienza a recorrerme por dentro, pero cuando recupero el control de mí misma me separo de él lo más rápido que puedo.
- ¿Te desmayas con frecuencia?- me pregunta a la vez que se levanta de mi cama.
- No – Digo entrecerrando los ojos- Ha sido por tu culpa.
Sonríe.
- ¿Mí mísera presencia hace que te desmayes?
- Tú mísera presencia me pone histérica.
- ¿Mí mísera presencia te pone…?
- ¡Me pone histérica!- Grito, ruborizándome, siempre me pongo roja cuando me enfado, aunque no estoy segura de estar enfadada…- ¡Vete de mí casa!
- Me siento mal.
- Obviamente, te tienes que sentir mal, por haber matado a tía Martha, por no dejarme en paz y… ¡Por todo!
-No. Me siento mal por burlarme de ti con insultante facilidad.
Vuelvo a entrecerrar los ojos y Kesh muestra una sonrisa torcida.
-¿Y porqué ibas a decirme tú, un Rakseine, que tu hermandad nos va a tender una emboscada?, francamente, no lo entiendo…
- Ya te he dicho que no soy un Rakseine. Te lo digo porque así tenéis una oportunidad de vencer – dice, borrando su sonrisa y sustituyéndola por una máscara fría e impenetrable-.
- ¿Y qué te importa a ti si vencemos o no?- me dejo caer en la cama, sé que está diciendo la verdad y todo esto no me cuadra- No entiendo nada.
- Me es indiferente si los Rakseine se hacen o no con el Poder, y también me es indiferente si la reina Nélian se hace o no con él. Pero no soportaría perderte. Desde que te vi, Sarah, no soportaría perderte.
Kesh desaparece. Yo me quedo de piedra, tumbada en mi cama. ¿Es cierto de verdad que le importo? ¿Puede haber dejado a los Rakseine por mí? Tiene que haberlos dejado, sino no me hubiese dicho todo esto. Que lío me estoy haciendo yo sola…, no puedo controlar mis sentimientos, no estoy segura de lo que siento. Es cierto que me gusta Kesh, cada vez que lo veo mi corazón comienza a latir más deprisa. Adoro su sonrisa, sus ojos, tan negros como el azabache, fríos, pero ardientes a la vez. También siento una infinita repugnancia hacia él por haber matado a tía Martha. Odio sentirme así de confusa, no se si es amor lo que siento por Kesh, ya que es una sensación que no había experimentado antes y a ver como les digo yo a Shey, Criss, Rue y Aly todo esto.
``Veréis, en el centro comercial me encontré con Kesh, el asesino de tía Martha, y me dijo que me uniera a él, después me besó y se fue. Hoy ha venido a verme y me ha dicho que nos iban a tender una emboscada, a propósito, le quiero``.
Pues no, no puedo decírselo, es de tontos y enzima se enfadarían conmigo. Que lío, de verdad.

martes, 9 de febrero de 2010

La piedra de Thalis. Capítulo 9.

-Bien- comienza Shey- traigo buenas noticias. Creo, que sé donde está la piedra de Thalis- Todos lo miramos boquiabiertos- Sí, creo haberla encontrado. Ya que por tierra no había pista alguna, decidí buscar por mar y en Internet encontré que unos buceadores se habían topado con una piedra naranja resplandeciente. Fue investigada pero nadie llegó a una conclusión, ya que hace treinta años los equipos de buceo no eran muy buenos.
-¿Y no han investigado más? Quiero decir, no averiguan nada y lo dejan correr, ¿Así sin más?- dice Criss-.
-Criss, sólo era una piedra, grande, pero una piedra al fin y al cabo. ¿Por qué iban a abrir una investigación sobre una roca?- Criss asiente- Por otro lado- continúa Shey- Me es extraño que los Rakseine no sepan dónde está. Nosotros somos solo cinco, pero ellos serán muchos más.
-Pude que sí la hayan encontrado- dice Aly-.Y estarán esperando a que lleguemos para tendernos una trampa.
-Tienes razón- Shey asiente-, por eso iremos mañana Criss, tú y yo a ver la piedra.
-¡No!- digo yo- no soportaría perderos…
- Vamos Sarah- Criss esboza una sonrisa torcida-. ¿Crees que podrán con nosotros?
-Sinceramente, sí- dice Rue, Criss se vuelve hacia ella-. No tienes oportunidad de tumbarlos a todos.
-No vamos a estar mucho rato- la tranquiliza Shey-, lo comprobaremos y ya está.
Nos quedamos todos en silencio.
-Podríamos matar la tarde entrenando- dice Criss frotándose las manos- ¿Quién será el primero contra mí?
-Yo misma- dice Aly- yo seré la primera contra ti. Vamos fuera.
Rue, Shey y yo nos sentamos en el suelo del porche. Aly y Criss están en un campo de tierra, uno frente a la otra. Criss lleva su espada preferida en la espalda y Aly porta una pequeña daga en su mano derecha. Aunque Criss es el doble de grande que Aly, yo apuesto por el hada.
-Vamos- Dice Criss, haciendo un gesto con la mano para que Aly se acerque, ella sonríe- Ven.
Justo cuando Criss dice ven, Aly está a un paso de su espalda y murmura algún hechizo por lo bajo, rápido como el pensamiento Criss dice las palabras de otro que lo repele. Criss da un paso a su derecha, pero Aly se adelanta a sus movimientos, leyéndolos en la mente de Criss.
Criss desenvaina la espada y se abalanza sobre el hada, que se mueve en el último segundo, parando las estocadas de Criss con su espada. Está un rato así hasta que Aly saltá, le da una patada a Criss en el pecho y este pierde el equilibrio y cae al suelo. Aly inmoviliza a Criss y roza con la punta de su espada el cuello de este.
- Estás muerto- Le dice, sonriente, Criss refunfuña y se levanta- Sarah, ven, quiero practicar contigo.
-¿Yo? Pero, y-yo, n- no se luchar. Nunca he luchado- Aly hace un gesto con la mano para que vaya. Me levanto, vacilante, y me acerco-.
-Sarah, eres médium, como sabrás ya, tienes el don de la clarividencia, tan solo has de saber cómo usarlo. Intenta visualizar los movimientos de tu atacante y limítate a defenderte. Cuando lo veas desprevenido, ataca.
- Está bien, lo intentaré. Vamos.
Aly asiente, yo cierro los ojos e intento bloquar mi mente, para que Aly no pueda leer en ella mis movimientos. Creo que lo he conseguido.
- Muy bien, Sarah- Dice Aly-.
Aly va a venir hacia mí, lo veo. Con tan solo dar un pasito a la izquierda lo puedo esquivar, espero, y cuando la tengo casi enzima, doy el paso.
Estamos entrenando horas, Aly me ha ganado ya unas veinte veces, pero insiste en que sigamos hasta que le voy cogiendo el truco.
Es la hora de cenar y todos estamos hambrientos, por lo que pedimos unas pizzas y nos vamos a la cama.
Mañana Criss y yo trabajamos de cuatro de la tarde a once de la noche, por lo que irán a ver la piedra por la mañana.

Me levanto tarde, Rue ya se ha ido a clase, bajo a la cocina y veo una nota.

Sarah:
Criss, Aly y yo hemos ido a ver la piedra, volveremos sobre la hora de comer.
Shey.

Muy bien, por lo visto voy a pasar sola toda la mañana. Cómo me aburro me pongo a limpiar el salón. Estoy quitando el polvo cuando noto la presencia de alguien.
-¿Rue?- Pregunto, no obtengo respuesta, y, a pesar de que estoy segura de que no es Rue quien anda por ahí, pregunto- ¿Rue, eres tú?
>>Por lo general, no me llaman Rue, pero tú, puedes llamarme como te plazca- Una suave voz masculina resuena en mi cabeza, noto como mi cuerpo se paraliza, pero, aún así, consigo girar lentamente sobre mis talones- Hola, Sarah.
Trago saliva, lo tengo delante de mis narices. Noto como caigo al suelo y el me coge, entonces cierro los ojos y pierdo el conocimiento.

domingo, 7 de febrero de 2010

La piedra de Thalis. Capítulo 8.

- ¡Shey!- oigo que dice Criss, me doy la vuelta y lo veo en el umbral de la puerta, le sonrío y me acerco- ¿Qué tal ha ido?
- Bien, traigo a alguien conmigo- se hace a un lado y una hermosa criatura aparece en la puerta- Esta es Aly.
Nunca antes había visto a un hada, y ahora, me arrepiento de no haberlo hecho, pues esta criatura habría hecho palidecer de envidia a ´´top model`` más famosa. Es de alta como Rue y muy delgada. Parece tan frágil que podría romperse en cualquier momento. Su pelo es liso, lacio y brillante, le cae en cascada hasta la cintura, de un verde precioso. Su cara es de facciones finas y delicadas, con una nariz recta, labios carnosos y unos ojos rasgados y negros. Su piel es de un color oliváceo y lleva puesto un vestido verde claro.
Cuando me repongo de la sorpresa me acerco al hada y le doy dos besos en las mejillas. – Bienvenida, Aly- ella sonríe y mira a Shay- Soy Sarah.
- Gracias- responde- ¿Tú eres la médium, no?- me mira a los ojos y vuelve a sonreir.
- Aly, este es Criss- Shey señala a Criss con la mano.
- Encantado- dice Criss, Aly asiente y sonríe-.
En ese momento llega Rue corriendo y se lanza a brazos de Shey, que por poco pierde el equilibrio. Shey la aparta de sí con cariño y le presenta a Aly.
- Vamos a comer ya- digo- ¿Has probado los macarrones, Aly?
- No, nunca los he probado- dice mirando a los platos que estoy sirviendo- Pero me gustaría hacerlo.
Sirvo la comida y me siento.
- ¿Qué tal está?- le pregunto a Aly-.
- Me gusta.- dice sonriendo, yo le devuelvo la sonrisa y retiro la mirada-.
Todos estamos comiendo en silencio. Criss devora su plato, al igual que Shey, en cambio, Rue y Aly comen más despacio.
De repente noto una sensación extraña, como si hurgaran en mi mente, igual que si me desnudaran por dentro, dejando todos mis secretos a la vista, sin saber el porqué, alzo la vista hacia Aly, que sonríe tristemente.
>>Lo lamento- susurra una voz en mi mente- No debo hurgar en tus recuerdos…
Aly aparta la vista y recuerdo que es telépata.
Cuando acabamos de comer Shey rompe por fin este incómodo silencio.
-¿Podemos reunirnos dentro de un rato en el salón?, tenemos que hablar, todos.
- Sarah, ¿Te importa lavar los platos hoy?, tengo que hacer deberes- dice Rue, y sale de la habitación, Shey sale tras ella-.
Aly y yo nos quedamos solas, pues Criss ha ido a dormir la siesta.
- Bueno…- le digo a Aly- ¿Me ayudas?
- Claro- se acerca y coge un paño de cocina-tu enjabona, yo enjuago y seco.
- Vale- digo-¿No te da pena dejar Eldun? A tus conocidos, a tu familia…no se, es dejarlo todo por venir a ayudar a unos desconocidos.
- Lo cierto es que no me arrepiento- dice negando con la cabeza- No tenía familiares en Eldun, las hadas y demás criaturas no viven con los humanos. Pero como yo era maga me llevaron con ellos- Sonríe tristemente-La mayoría de mujeres humanas me envidiaban por mi belleza y no podía mantener una conversación coherente con la mayoría de los hombres, ya me entiendes.
- Yo soy humana y no te envidio- me encojo de hombros- me caes bien.
- Ya, pero eso es porque tu no has estado más de veinte años viviendo con migo, viendo cómo cada día envejeces un poco y yo no- se lleva el dedo índice a la sien- Siendo telépata entiendes más a las personas.
Yo le sonrío y frunzo el ceño.
-¿No eres muy joven para ser telépata?- le pregunto, Aly se ríe- ¿Qué?
-Sarah, te doblo la edad- la miro con los ojos como platos- Es cierto, lo que pasa es que las hadas no envejecemos físicamente.
- Ah, ya entiendo. Ahora será mejor que vallamos al salón.
Aly asiente y me sigue.
Cuando llegamos al salón ya están todos allí. Yo me siento al lado de Criss en el sofá y Aly toma asiento en un sillón.
- Bien- comienza Shey- traigo buenas noticias. Creo, que sé donde está la piedra de Thalis-

martes, 2 de febrero de 2010

La piedra de Thalis. Capítulo 7.

Antes de entrar a ninguna tienda voy al baño. Odio los baños se este centro comercial, porque tienes que andar más de un kilómetro para llegar.
Estoy sola en el pasillo y las luces parpadean hasta que se funden. Hay alguien aquí, lo siento, el pánico recorre mi cuerpo, entonces las luces se encienden y me tranquilizo un poco.
Pero aquí hay alguien, miro hacia delante, pero como no hay nadie me doy la vuelta.
Por poco me da un infarto, ahogo un grito y caigo de culo, pero unas manos me cojen por la cintura e impiden que llegue al suelo.
Él me incorpora. Tengo al asesino de tía Martha a escasos centímetros detrás de mi y él aún tiene las manos en mi cintura, quiero darme la vuelta y darle un guantazo en la cara, pero estoy paralizada.
-Sarah…- susurra en mi oído a modo de saludo-.
Yo doy un respingo y me doy la vuelta.
- Tú…- digo, intentando no atropellarme con las palabras- tú mataste a…
- No quería hacerlo, pero el deber, es el deber- entonces el muy asqueroso me sonríe- Ya me entiendes.
- ¿Qué quieres de mí?- trago saliva y añado-¿Vienes a matarme?
- No, al contrario, voy a hacerte una oferta- Avanza un poco hacia mí y yo retrocedo- Puedes ser poderosa, Sarah, mucho. Ven con migo a buscar la piedra de Thalis.
- ¿Y los Rakseine, qué?
- Nada, los raksine, nada- contesto el asesino, clavando en mi sus fríos ojos negros-.
- Mientes, ¡ eres un mentiroso! ¡Aléjate de mí!
- Piénsalo, Sarah. Tu y yo, con el Poder de esa piedra…- al instante siguiente está detrás de mí, sus manos rozan suavemente mi espalda, hasta detenerse en mi cintura- Piénsalo- me besa en el cuello y desaparece-.
Yo me quedo parada en medio del pasillo con la boca abierta, noto como se me ruborizan las mejillas y el cuello. Me llevo la mano al lugar donde Kesh me ha besado. Una sensación extraña recorre todo mi ser, algo que no se describir, al principio una oleada de excitación y atracción, luego, furia, odio, un odio tan intenso…, una furia que no puedo controlar…No por haberme encontrado a Kesh, el asesino de tía Martha, si no por el extraño sentimiento en el fondo de mi ser, que desea volver a encontrarse con él, como el de hay, que me tome por la cintura, que me susurre al oído, que me bese el cuello, que…
>> ¡Pero serás tonta! Sarah, no desees nada se él, solo quiere engañarte, seducirte para llevarte ante los Rakseine. <<
Ya no me apetece ir de compras, giro sobre mis talones y vuelvo al aparcamiento. Mi encuentro de hoy con Kesh será un secreto.

Cuando vuelvo a casa es casi la hora de comer, entro a preparar la comida y me topo con Rue.
Muéstrame lo que has comprado!- dice- ¿Y las bolsas?
-No he comprado nada Rue, me he dejado la cartera – una buena excusa, pienso. Rue se ríe- ¡No te rías Rue! He hecho el viaje para nada.
- Por eso me río, ¿Qué hay de comer?
-Pasta, ¿No ha vuelto Shey aún?- no se el porqué pregunto, pues sé la respuesta- Rue, en cuanto a Shey y tú…
Rue se ruboriza y me da la espalda, perfecto. Doy la vuelta a su silla para mirarla y veo que Criss acaba de entrar en la cocina.
- Eso, en cuanto a Shey y tú, ¿Qué?- dice Criss con una sonrisa torcida- El otro día os vi besándoos.
- No me apetece hablar de esto ahora, cuando vuelva Shey, entonces hablamos- y con esto último se levanta y se va- Voy arriba.
Criss y yo nos miramos y comenzamos a reírnos. Yo me voy a caer y me apoyo en el hombro de Criss.
- ¿En serio crees que son pareja?- me dice Criss- Quizás viste a Rue en su cama porque tenía frío, o miedo, o…- Criss se para, me mira y los dos comenzamos a reír escandalosamente- Vale, ya pasó. Pero Rue solo tiene unos trece años, y Shey… ¿Cuarenta?
Criss!, Shey tiene veinticinco, y Rue diecisiete, a mí me parece bien que sean pareja- me encojo de hombros y hecho los macarrones a la olla- ¿A ti no te parece bien?, dicen que el amor es ciego.
- Ya, no me importa, pero es que Rue es tan pequeña…- yo me giro y le miro frunciendo el ceño- Bueno, era tan pequeña.
- Ya, yo tengo también tengo la sensación de es muy pequeña y frágil, pero la subestimamos.
Criss asiente. Al rato la comida está lista y llamo a Rue para que venga.