martes, 28 de diciembre de 2010

21.

Al llegar al comedor Sarah se da cuenta de que es más grande de lo que pensaba, las paredes están echas de algún material transparente y se puede ver una gigantesca mesa rectangular en el centro de la sala y otras seis más pequeñas alrededor de la más grande. En el centro de las mesas hay múltiples fuentes de comida y bebida, todas con una pinta excelente. Pero ella tiene el estómago algo revuelto y no se percata de la comida, sino de las extrañas personas que charlan alegremente mientras se dirigen a la puerta del comedor, y cuando entran en la sala se hace el silencio absoluto.
A Criss toda esa gente le hacen recordar a los carnavales terrestres, por los muchos coloridos de pieles, cabellos, ojos. Criss se fija en una chica de una raza que no había nunca antes, la chica tiene unas grandes alas blancas en su espalda y unos enormes ojos rojizos que destacan en su cara fina con una nariz diminuta y unos gruesos labios rosas. Una hile, la raza aérea de Eldun, parecidos a los humanos quitando la piel muy morena, casi marrón oscura y las grandes alas. Criss distingue a cuatro o cinco hiles más, todos parecidos y distintos entre sí, con las alas y la piel distintas, unas más oscuras y otras más claras, pero todos con los mismos grandes ojos rojos. El pelo de todos las hiles es largo, acabando en una larga trenza justo donde acaban sus alas, en hombres y en mujeres. Otra raza que Criss no había visto nunca antes eran las sirenas, distinguió a tres de estos extraños seres por el camino por el que los guiaba Seelie, dos mujeres de piel dorada, una con el cabello rizado de un rojo brillante y la otra con el cabello liso y azul oscuro. Y un hombre de piel de un dorado pálido y cabello rojo y lacio, los tres con unos grandes y acuáticos ojos azules, sin pupilas, y los palmeados pies al aire. También había zoras, gran cantidad de ellos, todos con la piel blanca como el mármol y muy altos, de pupilas alargadas y unos preciosos ojos verdes o azules, aunque Criss se atrevió a mirar a una preciosa mujer zora con los ojos negros como la noche, producto del hambre, que le devolvió una sonrisa plagada de dientes afilados, ¨nota para mí¨- se dijo Criss- ¨nunca beses a una zora¨. Pero eso sí, las más bellas eran las hadas, que se movían con una gracilidad infinita que hacía tambalearse a su alrededor sus ligeros vestidos. También había mestizos, pero lo que más, humanos.
Seelie se giró hacia los demás, que charlaban animadamente, excepto Criss, que se había quedado embobado con toda la multitud.
- Bien, ahora silencio por favor, poneos en fila detrás de mí- les dice Seelie-.
Criss se coloca detrás de ella, seguido por Shey, Rue y Sarah.
Todos entran en el comedor, donde hay un silencio sepulcral y está todo el mundo detrás de sus sillas.
Seelie da un rodeo a la mesa grande y se para al llegar a unas tres sillas, ocupadas por sus propietarios, situadas a la derecha del extremo de la mesa. Seelie se para al lado de una mujer hile e indica a Criss una asiento a su lado, y los demás se paran también.
Casi todas las sillas tienen detrás a su propietario, la sala se termina de llenar en poco tiempo y acto seguido entra Nélian, con un largo vestido verde y el cabello recogido en una cola de caballo. Se coloca detrás de su silla y hace un amplio gesto con sus manos, exactamente el mismo que hizo Seelie. Todos se sientan, Criss se sienta a la derecha de Seelie y a la izquierda de Sarah, que a su vez tiene a Shey al otro lado, y después Rue, que a su lado tiene a una joven chica zora, de unos quince años como mucho, que tiene los ojos negros como la noche y nada más sentarse se llena su vaso de uno de los grandes cuencos donde pone escrita la palabra ¨sangre¨ en letra grande y abajo el nombre del animal del que proviene. Rue se la queda mirando con los ojos muy abiertos y la chica zora se da cuenta y la mira a ella, con los ojos esta vez de un azul oscuro.
-Lo siento, es que no he podido venir a la comida y tenía hambre. ¿Eres nueva por aquí? No te he visto nunca-.
- Pues…, Sí, soy nueva, soy maga, del grupo de los que trajeron la piedra de Thalis. – le contesta Rue sonriendo-.
- ¡Ah! Nunca pensé que llegaría a conocer a ninguno de vosotros, sois ¨famosos¨ aquí. Me llamo Mara, también soy maga-. Le dice Mara a Rue tendiéndole la mano-.
Rue se la estrecha y le sonríe a su vez, percatándose de lo fría y dura que es la piel de la zora.
- Yo soy Rue-.
Mara le vuelve a sonreir y se gira a hablar con la persona que tiene a su otro lado. Rue comienza a servirse comida en el plato y mira a Shey, que está hablando con Sarah.
- Sarah, en serio, intenta no pensar en eso- le dice, mirándola a la cara, pero Sarah mira hacia otro lado- no merece la pena, Sarah, ¿Por qué no piensas en que estas aquí, con nosotros, en Eldun, para divertirte?
Sarah se vuelve hacia Shey.
-¿Para divertirme?, Shey, nos vamos a meter en una guerra. No se que diversión ves tú.

jueves, 16 de diciembre de 2010

20.

- Adelante- dice Sarah, Seelie entra por la puerta- Ah, hola, ya estoy lista, me falta acabar de peinarme-.
- Un bonito vestido- dice admirando el vestido marrón de Sarah, adornado con bordados dorados. Sin mangas y entallado en la cintura-.
- Sí, pero no estoy segura de cómo he de peinarme- dice Srah enarcando una ceja y mirando el peinado de Seelie, que no parece muy elaborado, el pelo negro y liso suelto cayéndole en cascada por la espalda y una trenza gruesa adornada con pequeños hilos blancos en el lado derecho de la cabeza-.
- Puedes dejarlo suelto si quieres, lo llevas bien así.
- Vale pues entonces ya estoy.
- Bien, acompáñame vamos a avisar a los demás.
Sarah y Seelie salen de la habitación y tocan la puerta de la siguiente. Shey abre la puerta.
- Hola, Rue está peinándose, saldrá enseguida.
- Hola- dice Sarah riéndose- Caray que raro te veo con esas ropas-.
- Lo sé, me siento incómodo.
Shey se mira la camisa marrón oscuro larga hasta las rodillas, hecha de un grueso tejido y los pantalones largos negros y anchos, acompañados por unas extrañísimas sandalias que Shey había tardado un rato en averiguar como se metían en los pies.
- Pues vete acostumbrando, terrestre, si pensáis quedaos un tiempo aquí- dice Seelie sonriendo-.
- Tienes razón- dice Shey-.
En ese momento Rue sale de su habitación con el cabello corto cogido en una trenza y con un vestido naranja, también largo, cogido en la cintura y con muchos pliegues hasta llegar al suelo.
- ¡Qué guapa!- dice Sarah al verla-.
- Y tú, me he enamorado de este vestido en cuanto lo he visto, es bonito, ¿Verdad?
- Pues claro.
- Siento interrumpir pero tenemos que recoger a vuestro amigo e ir a cenar, aunque antes he de explicaos unas cuantas cosas- dice Seelie, dándose la vuelta y saliendo de la habitación, todos la siguen-.
Seelie toca la puerta y Criss sale del interior.
- ¿Es de su gusto, señorita?- le pregunta a Seelie irónicamente-.
- Sí, te queda bastante bien-contesta sin inmutarse- Vamos-.
Criss lleva una especie de mallas blancas muy ajustadas en las piernas y una camiseta del mismo tejido y color, sobre esto lleva una túnica verde que le llega hasta más arriba de las rodillas y un ancho cinturón de cuero marrón, acompañado por unas botas del mismo tejido.
- Bien, escuchad- dice Seelie mientras guía a los demás por el pasillo- Cuando entremos al comedor veréis a mucha gente, todos de distintas razas, algo nuevo para vosotros. Al entrar os situaréis detrás de vuestras sillas sin pronunciar palabra, yo os guiaré hasta ellas. No os sentéis. La reina entrará y hará un gesto así con los brazos- Seelie junta las manos a la altura del pecho y las abre describiendo un amplio semicírculo a la vez que inclina la cabeza- Una vez echo esto os podéis sentar, hablar con quién queráis y comer lo que queráis, ¿Entendido?
Todos menos Criss asienten cuando Seelie se gira hacia ellos.
-¿Y qué pasa si tengo que ir al baño?- dice Criss-.
- Criss, por favor- le dice Sarah-.
- Vuelve a tu habitación y ve al baño ahora- dice Seelie, sonriéndole amablemente- nosotros te esperamos aquí.
Criss niega con la cabeza y murmura algo por lo bajo, después sigue andando.

miércoles, 10 de noviembre de 2010

19.

Keyla se sienta en un sillón de su habitación, agotada tras haber tenido que arrastrar el cuerpo de Krystal a través del palacio Rakseine a escondidas, ya que dentro del palacio no está permitido hacer magia, por motivos de seguridad. Hay un hechizo que rodea todo el palacio (sin extenderse por los jardines) que no permite el uso de la magia, todos los magos Rakseine colaboraron en el hechizo. Exceptuando, por supuesto, los hechizos de teletransporte a la Tierra, que sí que están permitidos.
Alguien toca a la puerta y Keyla se alegra de haber encerrado a Krystal en el vestidor, que para aquel entonces estaba muerta. Una vez inspeccionada la mente de la chica su cuerpo ya no servía de nada y Keyla no tenía la menor necesidad de tener que estar cuidando de la humana.
- ¿Sí?- dice Keyla con voz dulce-.
- ¿Keyla? ¿Puedo pasar?-.
Keyla reconoce la voz de su madre a través de la puerta, dura y fría, como la suya propia.
- Por supuesto, madre- dice levantándose del sillón-.
Dy- Ann, jefa de los Rakseine entra en la habitación de su hija y se sienta en uno se los sillones.
- Explícate, Keyla- dice con su habitual tono frío, poco típico de una hechicera humana.
- ¿Qué he de explicar?- dice Keyla, alzando la cabeza y mirando los grandes ojos negros de su madre-.
- ¿Por qué no empezar por la razón de por qué no has acabado con tu hermano? O, si lo prefieres, puedes contarme por qué le has hablado así a Gador.
- Gador no es mi padre…
- ¡Pero es tu jefe! Al igual que tu padre o yo. Tu padre no está en la fortaleza, se encuentra en Dekú liderando un ejército, ¿Lo sabes, no?- Keyla asiente- yo me encontraba ocupada en esos momentos, y le pedí a Gador que hiciese el favor de hablar contigo. Y cuando viene, me dice que una ñiña ha osado a hablarle de esa manera. ¿! Aún dudas que es lo que has de explicar!?

- No lo dudo, madre, pero…

- ¿Pero? Keyla te crees más de lo que eres, no lo olvides. Y la razón por la que Kesh está aún vivo y coleando es…

- La médium iba con él, y ambos son poderosos, prefiero esperar a que se presente la oportunidad de matarlo cuando esté desprevenido y tenga yo todas las posibilidades de ganar. Ese momento llegará pronto.

- Espero que sea verdad-.

Y con esto último, Dy-Ann, jefa de los Rakseine, sale de la habitación de Keyla, arrastrando tras de sí su larga túnica negra.




Justo tres cuartos de hora después Seelie dobla la esquina del pasillo vestida con un bonito y elaborado vestido blanco de mangas abombadas y escote cuadrado. Toca a la puerta de la habitación de la habitación 22, la más cercana. Nadie abre y vuelve a tocar más fuerte.
- ¿Sí?
- Ya han pasado tres cuartos de hora, vengo a recogeros para la cena.
- Pues…que espere la cena porque yo no estoy.
Seelie sonríe para su interior, ¨ para graciosillo él, graciosilla yo ¨ - piensa-, y abre la puerta de la habitación.
- EEEEEEEEHHHH-dice Criss- ¿Pero qué es esto? Te dije que no estaba preparado.
- Pues como no estabas preparado he venido a ayudarte, la cena es en quince minutos, y no se en tu planeta pero aquí se valora mucho la puntualidad, y si tu no la respetas yo te la haré respetar.
Mientras va hablando Seelie camina hasta un enorme armario y abre una de sus puertas, acto seguido comienza buscar prendas en su interior.
Criss se queda callado y la observa.
- ¿Qué miras?- le dice Seelie, colocando unos pantalones blancos y una camisa verde en la gran cama-.
- Nada, sé vestirme yo solo, ¿Sabes?
- Oh, no, esperaba vestirte yo, no te digo. Tan solo te estoy ayudando a elegir las prendas adecuadas. Toma- le dice a Criss poniendo el sus brazos un montón de prendas.- Coge lo que hay sobre la cama y pruébate lo que más te guste. En un minuto estoy aquí. Tanto si estas vestido como si no lo estás.
Seelie sale de la habitación y Criss repite su última frase con tono de burla y comienza a probarse esas extrañas ropas.

lunes, 1 de noviembre de 2010

18.

Sarah coge una lanza de aproximadamente su altura forjada en plata y un par de cuchillos para meterlos en un cinturón.
Rue coge un arco también de plata con un carcaj de flechas a juego y un cuchillo kindjal.
Shey observa dos espadas, una de ella parece pesada, con la empuñadura forjada en oro, la otra es más larga, pero su hoja es fina como el papel.
Criss por su parte ha hecho un montón con todas las armas que se dispone a llevar, donde hay dos espadas, cuatro cuchillos kindjal y un gran hacha.
- Ahora me dices donde vas a meter todo eso, siento curiosidad- dice Seelie por detrás de Criss, haciendo que éste se sobresalte-.
- Pues los kindjal en un cinto, las espadas en la espalda y el hacha en la mano, no es tan complicado.
- No te vas a poder mover bien- le dice Seelie-.
- Oh si que podré, pienso lanzar el hacha y después pelear con las espadas.
- ¿Con las dos a la vez?- dice Seelie con una sonrisa burlona-.
- No, no se pelear con la derecha, soy zurdo.
- Ah.
- ¿Y tú que vas a coger?
- Un látigo y dos cuchillos de doble filo, son mis preferidos- dice a la vez que saca un cuchillo con una hoja muy afilada en cada dirección y un espacio forjado en plata en medio a modo de empuñadura.
- Eh, nunca había visto uno de estos antes.
- Bueno, siempre hay una primera vez.
Criss sonríe y Seelie se encoge de hombros y se acerca a Rue.
- ¿Un arco?
- Sí, es el único arma que sé usar con certeza.
- Eso está bien- dice asintiendo- Bien, si ya las tenéis podéis seguirme y os llevaré a vuestras habitaciones. ¿Las queréis individuales o preferís compartir?- dice dirigiéndose a todos-.
- Yo individual, por favor- dice Sarah-.
- Yo también- dice Criss-.
- Nosotros compartiremos una- dice Shey abrazando a Rue-.
- De acuerdo, seguidme.
Todos siguen a Seelie por una serie de pasillos y escaleras hasta que ésta se para ante dos guardias y pregunta:
- ¿Dónde puedo encontrar tres habitaciones libres?
- Hola, Seelie- dice uno de los guardias- En la segunda planta, pasillo derecho, las 22, 23 y 24.
- Perfecto, muchas gracias Maren.
- No hay de qué.
Seelie sigue por el pasillo derecho y lleva a los demás a las habitaciones del final de éste.
- Bien, estas tres están libres. Tenéis ropa en los vestidores, seguro que hay algo de vuestra talla. En tres cuartos de hora aproximadamente pasaré a recogeros a vuestras puertas, os espero limpios, peinados y arreglados. Hasta luego- dice, y se marcha andando rápidamente-.
- Pues nada, ahora ponte a arreglarte- dice Criss, que abre la primera puerta y se encierra en la habitación de un portazo-.
- Bueno, tan poco es tan malo- dice Rue-.
- No, pero Criss se tiene que quejar por vicio cuando le ordenas algo- dice Sarah encogiéndose de hombros y se encierra en la siguiente habitación-.
Rue y Shey quedan solos en el pasillo.
- A veces me cuesta entender por qué los dos no están saliendo. Son igual de cabezotas- dice Rue-.
- Lo sé, quizás es por eso, los polos iguales se repelen- Contesta Shey-.
- Puede, pero que sepas que me pido la ducha primero- dice Rue sonriendo-.
Shey le devuelve la sonrisa y los dos entran a la habitación.

lunes, 25 de octubre de 2010

17.

- Aquí tienes a un voluntario para la causa- dice Criss, sin pensárselo dos veces, algo que no extraña a nadie de la sala- ¿Y vosotros, qué decís?
- Que sean dos voluntarios- dice Seelie, decidida-.
- Criss- Dice Shey- Para un poco, nosotros también hemos venido aquí para ser portadores de malas noticias.
- Es cierto- Dice Nélian- Seelie siéntate, por favor, escuchémoslos a ellos.
- Si, señora- dice la chica sentándose.
- Bien- Comienza Sarah, y les cuenta todo, lo de Keyla y Kesh, sus Poderes…, todo lo que pudiese aportar una información importante. Rue y Criss la ayudaron a contarlo todo cuando ella se atasca en cosas como que Kesh la ha traicionado. Cuando hubieron terminado la primera en abrir la boca fue Seelie.
- ¡Qué hijo de puta!, ¡Me hace a mí eso alguien y le atravieso la cara de un guantazo!, ¡Pero qué…!
- Ya es suficiente Seelie, no hace falta que sueltes una sarta de blasfemias, todos pensamos lo mismo.
- Yo ya se lo avise…- dice Criss, incapaz de cerrar la boca cuando todo el mundo sabe que tiene razón-.
- ¡Lo sé!- dice Sarah- ¡Ya lo sé!
- Vale vale, relájate- dice Shey-. Es cierto que lo de Keyla es importante, pero creo que es más importante parar el ejército Rakseine por ahora.
- Sí, la verdad es que tienes razón- dice Sarah- Yo también me apunto, Nélian.
- Y yo- dice Rue-.
- Y yo también- dice Shey-.
- Bien, pues ya estamos todos.- Dice Criss, sonriente- ¿Cuándo saldremos?
- Mañana- dice Nélian- esta noche mandaré un mensaje a todas las islas buscando voluntarios, creedme, mañana habrá ejército. Os prepararé unas habitaciones para que podáis quedaos a dormir. La cena será dentro de una hora, mientras tanto Seelie os acompañará a la sala de armas para que podáis elegir las que queráis para mañana. Si me disculpáis yo voy a escribir los mensajes para las islas. Os espero dentro de una hora en el comedor principal.
- Muchas gracias señora, es muy amable.
Todos siguen a Seelie por unos pasillos hasta llegar a la sala de armas, que está llena de espadas y cuchillos de todo tipo. Criss corre hacia las espadas con Shey pisándole los talones, Rue se dirige hacia los innumerables arcos y flechas, y Sarah se queda parada.
- ¿Por qué tú no buscas un arma?- me dice Seelie en tono amable-.
- Porque no estoy segura de saber manejar ninguna.
- Seguro que hay unas que se te dan mejor que otras, ¿Qué tal una espada?
- No, no las sé utilizar, soy muy mala en el combate cuerpo a cuerpo con armas, prefiero adelantarme a los movimientos de la gente y luego atravesarlos con un cuchillo o algo parecido.
- ¿Y por qué no coges una lanza?- dice acercándose a una pared llena de lanzas, desde unas que parecían forjadas en oro y plata hasta un tosco palo con una simple piedra en la punta- no son muy pesadas y las puedes usar tanto en el combate cuerpo a cuerpo como desde lejos.
- Tienes razón, creo que cogeré una, gracias.
Seelie sonríe.
- No hay de qué.

miércoles, 15 de septiembre de 2010

16-.

El palacio donde habita Nélian, reina de Eldun, es un edificio construido en el sur de isla Inita. Es una especie de casa gigante, imitando el estilo de las casas de isla Saish, toda rodeada de jardines. Con numerosas habitaciones para los empleados del palacio y los visitantes, ya que la reina de Eldun permite a aquellos que quieran permanecer unos días en su palacio para que vean el estilo de vida de allí, siempre que estos fuesen interrogados antes por un telépata. El palacio también recibe el nombre de ¨ la Torre ¨, nadie conoce el motivo excepto la reina, a quien si le preguntabas al respecto decía que era un secreto de la familia muy bien guardado.
Al poco tiempo Shey, Criss, Rue y Sarah entran en la sala de visitas de la Torre.
- Hola-dice Nélian, sonriéndoles a todos-.
- Buenas noches- dice Shey, acercándose a la reina y dándole un beso en la mano-.
- Buenas noches- repite Criss, haciendo el mismo gesto que Shey-.
- Hola- dice Sarah, dándole un abrazo a la reina-.
La primera vez que Sarah fue a Eldun y conoció a su soberana, le pareció una broma ya que Nélian aparentaba su misma edad, el hada tenía más de 70 años, pero no los aparentaba, ni en su físico ni en su actitud, ya que se comportaba de una forma u otra dependiendo de la gente con la que trataba, y cuando trataba con ellos les hacía sentir que ella no era una importantísima reina sino como una más de ellos, como una amiga. Y Sarah la trataba como tal.
Rue también se acercó y le dio otro abrazo.
- Al fin habéis venido a visitarme- dice Nélian, sentándose y haciendo un gesto para que los demás se sienten también-.
- Sí, pero la verdad es que hemos venido por un mal asunto- murmura Criss- sentimos ser portadores de malas noticias pero…, es lo que hay.
Nélian pone los ojos en blanco y mira a Sarah, adivinando por la mirada vacía de ésta el problema.
- Bueno… contadme, os escucho. Haré lo que esté en mi mano, ya lo sabéis.
Shey va a abrir la boca para empezar a hablar, pero llaman a la puerta.
- ¿Sí?- contesta Nélian- Estoy en una reunión importante.
La puerta se abre y el rostro de una mujer morena de unos 20 años aparece por la puerta, mordiéndose el labio inferior, con gesto preocupado.
- Lo siento señora, pero lo que te tengo que decir es importante- por ese te tengo que decir todos los presentes se dan cuenta de que esa chica no es ninguna sirvienta, si no alguien importante- ¿Puedo pasar?
- Claro.- dice Nélian tras ver a la persona que había tras la puerta- ¿Qué sucede?
La chica hecha una mirada cargada de significado a los desconocidos, que no pasa desapercibida para ellos.
- Oh, puedes hablar delante de ellos. Estos son los magos y la médium de los que te hablé, los que trajeron la piedra de Thalis.
La chica abre los ojos y asiente.
- Ella es Seelie- dice la reina haciendo un gesto con la mano hacia la chica-.
- Hola- dice Seelie, alzando una mano-. ¿Quién es la médium?
- Yo- dice Sarah, avanzando un paso hacia ella- Mi nombre es Sarah. Esta es Rue, mi hermana, y estos son Shey y Criss. Los tres son magos.
- Cuanto Poder hay por aquí…- dice Seelie, refiriéndose a la cantidad de personas con Poderes sobrenaturales de la sala- yo soy psíquica.
Sarah frunce el ceño, no tiene ni idea de que es ser psíquica.
- Puedo mover objetos con la mente, en resumen. Sin necesidad de pronunciar ningún hechizo.
- Exactamente- continua diciendo Nélian- Seelie es una de nuestras mensajeras más eficientes.
- Oh, gracias, pero siento traeos un mal mensaje Nélian. Discípulos de los Rakseine atacan, nos atacan Nélian, hay que preparar un ejército así como ya. Trabajan rápido, ya han invadido la costa sur de Dekú.
Nélian frunce el ceño y mueve la cabeza.
- No habrá un poco de paz nunca…- dice tocándose la sien con los dedos- Un ejército…,¿Y qué ejército mando yo? Ahora tengo a los Superiores en Saish, con todo los líos de las Piedras…, supongo que podríamos reclutar a gente, unos pocos de cada raza, ¿Cuántos son ellos, Seelie?
- - No lo se señora, pero no son muchos, supongo que cien a lo sumo, los Rakseine tienen una buena estrategia, y gente muy cualificada, pero nosotros también podemos conseguir a gente y hacer una estrategia. No tenemos que lanzarnos tampoco a la lucha de cabeza…, o quizás sí, la cosa es detener el ataque cuando antes, para que no nos ganen terreno.
- Tienes razón, necesitamos gente…- contesta Nélian, aún si n abrir los ojos-.
- Si buscan opinión- dice Criss- yo sí que lanzaría a la lucha en cuanto tuviese un ejército, en estas ocasiones ¿Qué estrategia vas a pensar?
- Como no, lanzarte a la lucha de cabeza Criss- dice Rue-.
- A mí no me parece mala idea, tiene razón, es la mejor manera de pararles los pies a los Rakseine. Mientras que el ejército lucha, podremos pensar en una estrategia que merezca la pena…
- Podemos intentarlo- dice la Reina- pero necesitamos a guerreros de verdad…

lunes, 6 de septiembre de 2010

15.

Sarah llega al porche de su casa de campo, tambaleándose (uno de los efectos secundarios del teletransporte). Rue es la primera que sale a recibirla.
- ¡Sarah!- dice cuando la ve, corriendo a darle un abrazo-.
- Hola, Rue.
Rue nota algo raro en la voz de Sarah y se separa de ella.
- ¿Qué pasa?
- ¿Te importa si entramos y se lo cuento a todos?
- Es que… Shey y Criss han bajado al pueblo a comprar.
Sarah pone los ojos en blanco y ella y Rue se sientan en el suelo del porche.
- Verás, es que hace unos días la hermana de Kesh fue a su apartamento para matarlo, porque los Rakseine la enviaron para acabar con el traidor- Rue abre la boca, pero Sarah sigue hablando- espera, déjame terminar y las preguntas me las haces luego- Rue asiente- bueno Kesh fue rápido y logramos escapar de ella, él me contó que no podíamos enfrentarnos a ella porque era…muy poderosa y moriríamos en el intento. Cuando volvimos a su casa Kesh reforzó la casa con la magia, para que Keyla no entrase. Al día siguiente salimos a comer fuera, a un restaurante, y allí nos encontramos con una chica igualita a Keyla. Para asegurarse de que no era ella Kesh la llevó a ella y a su amiga a casa para leerles la mente. Cuando le leyó la mente a la amiga de la chica que se parecía a Keyla me dijo que si yo la podía llevar a casa, él la camufló con un hechizo y yo la llevé a su casa, pero por el camino vi en una visión que Keyla iba al apartamento de Kesh para hablar con él. Keyla descubrió que Kesh en realidad- Sarah deja de hablar, tragándose las lágrimas- que él en realidad no…- vuelve a hacer el esfuerzo de no llorar, mirando al techo- que él en realidad no me quiere, que está conmigo por conveniencia, porque yo tengo mucho Poder y no se usarlo aún, aunque no sé que quiere…

Rue se levanta y abraza a su hermana, pues es inútil decir nada en estas situaciones. Pero para sorpresa de Rue Sarah se seca las lágrimas rápidamente y continúa hablando.
- No hay tiempo para ponerme así, no tengo tiempo, nada de tiempo. Le dije a Kesh que he venido aquí para coger algunas de mis cosas porque me iba a quedar más tiempo con él, así que vamos a trazar un plan, nosotras, y luego se lo contamos a ellos ¿Vale?
- Como quieras- dice Rue- pero… a mí no se me ocurre nada…
- A mí sí, al único lugar al que podemos ir y estar seguros es a Eldun, allí estaremos protegidos por la reina.
- No se… no está tan mal. De todas formas estábamos pensando en ir pronto, de visita. Y esto hay que comunicarlo a la reina, se va más allá de nuestros problemas, atrapar a los Rakseine no es nuestro deber, y no estaría de mal informar a la reina de esto.
- Vale, pues eso aremos, creo que Shey y Criss estarán de acuerdo con nosotras.
- Yo también lo creo, unas preguntas, por cierto. ¿Por qué la hermana de Kesh, Keyla, es tan peligrosa?
- Porque es maga, telépata, es una mezcla de todas las razas de Eldun, y lo peor es que todas sus características la favorecen, haciendo que pueda usar las armas más peligrosas de cada raza. Pero no pongas esa cara, no es tan peligrosa, Kesh exageró mucho, dijo a Keyla que yo era más poderosa que ella, pero de todos modos no hay que subestimarla.
- Ya, ¿Y por qué…?
- Shey y Criss, vienen.
Rue gira la cabeza y efectivamente el coche acaba de entrar en el campo. Las dos se levantan y corren a su encuentro.
- ¿! Sarah!?- dice Shey-.
- No hay tiempo para reencuentros Shey, tengo que contaros algo.
Entre Sarah y Rue cuentan a Shey y a Criss todo lo sucedido, ahora con más detalles y cuentan también sus planes al respecto.
- Te dije que ese tío era un capullo- dice Criss-.
- Ya, y tenías razón, pero ahora no hay tiempo para disculpas Criss, tenemos que pensar-.
- Por mi parte no hay nada que pensar, vámonos a Eldun antes de que ese capullo venga a buscarte.
Todas las cabezas se giran hacia Shey, que piensa.
- Bien, nos uniremos todos para que el teletransporte sea más rápido y efectivo.



- Señora, ha venido visita a la torre.
Nélian alza la cabeza hacia el mensajero, uno de los chicos que viven en la torre y se dedica a vigilar junto con otros dos la entrada y salida de quien entra y quien sale de la torre.
- ¿De quién se trata?- dice la reina dejando la flor que estaba oliendo y saliendo del jardín, hacia el chico-.
- Tres de ellos son magos, los acompaña otra mujer, dicen que es urgente, el nombre del hombre que ha hablado conmigo dice llamarse Shey.
Nélian soríe alegremente.
- Al fin se han decidido a hacerme una visita…- musita para sí- hazlos pasar, los esperaré en la sala de visitas.
El chico asiente y sale del jardín.

viernes, 3 de septiembre de 2010

14.

Sarah abre los ojos de golpe e inmediatamente intenta calmarse, ya que está sentada en un banco del centro de París, con una mujer medio muerta al lado y un ataque de pánico no sería lo más adecuado en su situación.
Antes de que los sentimientos se apoderen de ella intenta pensar con objetividad. Lo primero que debe hacer es llevar a Dianne a su casa ya que no sabe cuanto tiempo ha estado en trance y esta podrá despertar de un momento a otro.
Apresuradamente ayuda a Rue-Dianne a levantarse del banco y se dirigen las dos corriendo hacia la casa de Dianne, que menos mal no está muy lejos de allí.
Una vez Sarah ha dejado a Dianne en su casa una oleada de sentimientos se libera en su interior, pero antes de dejarse llevar por ellos necesita tiempo para pensar por lo que decide llamara Kesh.
- ¿Sarah?- se oye la aterciopelada voz de Kesh a través del auricular. Una oleada de sentimientos invaden el cuerpo de Sarah, pero esta logra reprimirlos en su interior- ¿Sarah?
- Sí, soy yo- dice lo más natural posible, sorprendida de que su voz no ha dejado pasar ni un ápice lo que siente.
- ¿Qué pasa algún problema?
- No, no. Al contrario, todo va bien. Verás acabo de dejar a Dianne en casa y estoy al lado de un restaurante que huele de maravilla por lo que me preguntaba si no te importaba que comiese aquí, ya que en el otro no hemos podido comer- dice Sarah, aún sorprendida de la falsedad de su voz. Conociendo a Kesh tras la visita de Keyla seguro que tiene varias cosas en las que meditar, por lo que seguro que no tiene ningún problema en dejar a Sarah ir a ese restaurante.
- Claro, como tú quieras. De todas maneras tengo que hacer un par de cosas.
- Claro, bueno nos vemos luego, adiós.
- Adiós, te quiero.
- Y una mierda- dice Sarah dejándose caer en el portal de un edificio, abatida, una vez que se ha cortado la línea-.

Dos tristes y solitarias lágrimas ruedan por sus mejillas, como Kesh bien había dicho, ella tenía demasiado Poder para ponerse a llorar como una posesa por haber perdido al amor de su vida. Dolía, sí. Dolía tanto, era como si una parte de su alma hubiese sido arrancada de cuajo, aquella parte que compartía con Kesh.
Sarah ya se imaginaba algo al respecto, por algunos de los actos de Kesh, por su intuición. Pero nunca se lo había tomado del todo en serio.
Era inútil llorar ahora, las lágrimas no se iban a llevar consigo todo el dolor, la traición, el odio, la ira, que siente ahora mismo. Por lo que se limita a cerrar los ojos con fuerza y apretar los puños para no cometer ninguna imprudencia.
Sarah está más de una hora sentada, pensando, sopesando unas alternativas, descartando otras. Hasta que al final se levanta, decidida, camino al apartamento de ese traidor.


La puerta del apartamento está abierta. Sarah se arma de valor y pone una falsa sonrisa en su rostro.
- Hola- dice al entrar-.
- Hola- le responde Kesh, que sale de la habitación- ¿Qué tal has comido?
- Bien, aunque han tardado mucho en servirme… ¿Y tú que tal?¿Qué has estado haciendo, y Krystal?- pregunta Sarah intrigada para ver la mentira que le dice Kesh-
- Yo bien, Krystal está en su casa ya, y no he estado haciendo nada importante.
No, hablar con Keyla de a ver quién mata a quién no es nada importante- Se dice Sarah-.
- Sabes, he pensado en quedarme más tiempo contigo aquí en París, ¿Qué te parece?
Kesh sonríe, y Sarah le devuelve la sonrisa, deseando que esta no le salga amarga.
- Claro- dice Kesh acercándosele y tomándola por la cintura- puedes quedarte el tiempo que quieras. ¿Pero por qué preguntas eso ahora?
- Porque- dice Sarah apartándose de él de la manera menos brusca y sospechosa posible- he traído muy poca ropa y muy pocas cosas y me gustaría que me llevases a casa a que coja más cosas.
Kesh se queda meditando la respuesta.
- Vale, yo te llevo, pero no te voy a acompañar.
Sarah finge una cara de fastidio, pero sonríe interiormente.
- ¿Y eso?- dice con una fingida voz apenada-.
- No me apetece dejar la casa sola con Keyla por aquí merodeando, y no creo que a tu amigo Criss le haga mucha gracia verme por allí.
- Ah, bueno, no te voy a convencer, eso lo tengo claro, eres cabezota como tú solo, pero bueno. Le diré a Shey que me traiga de vuelta y ya está, estaré aquí en unas pocas horas.
- Como quieras. Una pregunta- dice Kesh con el ceño fruncido, y a Sarah se le cae el alma a los pies- ¿Por qué tienes la mente cerrada?
Mierda- se dice Sarah, y se inventa una respuesta rápidamente-.
- Pues porque Keyla podría estar por aquí y levantar la barrera mental rápidamente me cuesta mucho por lo que prefiero dejarla ahí de forma permanente, no la noto en absoluto- dice Sarah poniendo énfasis en las últimas palabras, para que Kesh se diera cuenta de que cada vez controlaba mejor su Poder- ¿Qué pasa no te fías de mí?
- No, no es eso. Claro que me fío de ti, es sólo que me parecía extraño. Pero no pasa nada. Bueno, ¿te llevo a tu casa ya?
- Sí por favor.
- Vale, hasta ahora.
- Adiós.
Y con esto último Kesh roza levemente el brazo de Sarah y al instante siguiente se encuentra sólo en la habitación.

jueves, 1 de julio de 2010

13.

-Es asombroso lo que nos parecemos, ¿A qué sí, hermanito?
Kesh deja ver una expresión de odio en su rostro al ver a Keyla sentada en una de las sillas.
- No hace falta que hagas nada, no tengo intención de hacerte daño- dice dibujando una fugaz sonrisa en su joven rostro-, aún.
- ¿Qué quieres?- dice Kesh, desafiando a Keyla, sin dejar que su voz tiemble un ápice a pesar de lo incómodo que se siente en aquella situación-.
- Quiero que me cuentes tus planes, discúlpame, pero no los entiendo. ¿De parte de quién estas, Kesh?
- ¿Y tú, Keyla, de parte de quién estás?
- No me enfades y contéstame, Kesh.
- No tengo porqué. He llegado a la conclusión de que aparentas más de lo que eres. Tan solo eres una niña que juega a ser una Diosa, y bien sabes que no es así, tendrás sangre de todas las razas y todo lo que tú quieras, pero eres maga y telépata, como yo. No somos tan diferentes, no eres tan genial, siento decírtelo, Sarah me respondió a una pregunta que jamás me había planteado, tú no eres más que una mestiza entrenada, como el resto de habitantes de Dekú.
Por los ojos de Keyla pasa una leve sombra de sorpresa y odio, pero lo sustituye rápidamente por una levísima sonrisa.
- ¿Sabes cuál es la diferencia?, que como tu bien has dicho yo estoy entrenada, y ellos, no. Por lo que no te desvíes del tema y contesta a mi pregunta o me obligarás a investigarte y es algo de lo que no tengo muchas ganas. Porque utilizaré a la médium para ello, y eso sí que no te va a gustar.
- Sabes, si Sarah y tú os enfrentaseis, que doy por supuesto que va a ser así, ya que yo no te voy a decir mis planes y ella no va a dejar que la utilices sin presentar batalla, no estoy seguro de cuál sería el resultado. Ella tiene más Poder que tú, porque es única, lo que pasa es que no sabe usarlo.
- Exactamente por eso es por lo que quiero acabar con ella.
- ¿Quieres todo para ti sola, no?
- Es ley de vida, las razas inteligentes tenemos la fea costumbre de querer ser los mejores en todo, el egoísmo nos reconcome. Siento decirte que no era mi intención matarte a tí, Kesh. No pienses que eres el centro del mundo.
- Lo sé, sé desde un principio que tu intención es matarla a ella. Pero ahora yo la protejo, y tendrás que pasar por encima de mi cadáver.
- Espera ahora lo entiendo todo, has dejado a las claras de qué lado estás.
- Contaba con que te dieses cuenta tarde o temprano.
- Aún tengo otra pregunta.
- No te cortes- dice Kesh de forma sarcástica-.
- ¿Para qué la vas a usar tú?
Kesh le esboza a Keyla una de sus encantadoras sonrisas y ella enarca una de sus cejas.
- Eso, sí que no te lo voy a decir.
- Como quieras- dice Keyla a la vez que a la velocidad de la luz se teletransporta junto al cuerpo de Krystal.
Kesh se queda sólo en la habitación y entrecierra los ojos, sopesando opciones.

martes, 29 de junio de 2010

12.

- Vale…bueno, me voy. Volveré luego.
Kesh se despide de ella y abre la puerta que da a la calle, una vez que Sarah ha salido, despierta a Krystal, que se muestra muy alterada.
Kesh creía que había borrado de su mente los recuerdos de la comida, pero al parecer no.
- ¿Qué me has hecho?¡Suéltame!- dice Krystal pataleando e intentando zafarse de Kesh- ¡SUÉLTAME¡
Kesh se cansa de los intentos de huida de Krystal, por lo que la coge bruscamente del cuello y la pega contra la pared, cogiendo sus muñecas con la otra mano, inmovilizándola.
- Vale, ahora te vas a estar callada, sin moverte, porque sino…-dice mientras la aprieta más contra la pared y un hueso de la mano de la chica cruje peligrosamente- ¿Entendido?
Krystal asiente con los ojos muy abiertos y Kesh sonríe de una forma encantadora, imaginando que no es Krystal sino Keyla a quien tiene aprisionada contra la pared.
Suelta a Krystal lentamente, comprobando que no va a intentar huir.
- Perfecto, vamos a sentarnos, seguro que así estás más cómoda-.
Krystal baja la cabeza y se sienta en el sofá, incapaz de desobedecer las órdenes de Kesh.
Kesh se sienta a su lado y toma una mano de ella entre las suyas, ya que con el contacto físico es mucho más fácil adentrarse en mentes ajenas.
Lee la mente de Krystal como un libro abierto, comprobando todos los momentos de sus últimos años, minuto por minuto. Parece que la chica no ha tenido ningún encuentro con Keyla, Kesh va a dejarla cuando llega a los momentos de hacía un rato, en la comida, pero se queda ahí parado, repitiendo una y otra vez un momento en el que Krystal se quedó mirando al ventanal del restaurante, convencida de que había alguien idéntica a ella al otro lado. Kesh ve a través de la mente de Krystal como Keyla expresa incredulidad al ver a alguien idéntica a ella, y como después sonríe y se va, dejando a Krystal con el convencimiento que era su reflejo. Kesh sale apresuradamente de la mente de Krystal y acto seguido se levanta corriendo.
- Mierda…- masculla mientras sale corriendo al balcón a reforzar la magia de la casa-.
Ya un poco más tranquilo entra al salón.


Sarah avanza lentamente por las soleadas calles de París, llenas de gente, pero la gente está demasiado ocupada para detenerse a mirar la cara impasible e inhumana de la persona a la que acompaña Sarah. Al principio pensaba que Rue (o Dianne) pesaba menos de lo que ella había imaginado, pero tras ir soportando su peso un buen rato decide sentarse en un banco libre que hay al lado del escaparate de una tienda. Cuando lleva un rato sentada y se dispone a levantarse Sarah empieza a marearse y a caer en un abismo negro, intenta nadar hacia arriba en el eterno abismo, intentando huir de la visión, pero acaba por caer en el trance.

miércoles, 16 de junio de 2010

11

Krystal gira la cabeza hacia el ventanal del restaurante y desvía la vista, pero se ve obligada a mirar otra vez. Keyla y Krystal cruzan una mirada, al principio Krystal cree que se trata de su reflejo, pero no son iguales, hay algo diferente en los ojos de su reflejo…
Kesh gira la cabeza, ya que la francesa se ha quedado mirando al ventanal y no le presta atención.
- ¿Krystal?
- ¡Ay! Lo siento, es que… me he distraído. Vamos, sí.
Los cuatro salen del restaurante, Kesh y Sarah van delante y las desconocidas, detrás. Sarah le da un discreto codazo a Kesh, que gira su cabeza hacia ella, Sarah se rasca la frente y mira hacia atrás por el rabillo del ojo, como ve que ninguna de las dos está pendiente de ellos, se señala la frente con ahínco. Kesh comprende a la perfección el gesto de ella y abre un canal de su mente hacia Sarah para la conversación telepática.
>> ¿Qué haces? <<- le pregunta Sarah-.
>> Necesito hacer un conjuro de rastreo con ella, si Keyla la ve…estamos perdidos<<
Sarah frunce el ceño.
>> ¿Por qué? <<
>> Porque la matará y tomará su vida, ¿Entiendes? Se hará pasar por ella, y no necesitará ni camuflaje, ni DNI, ni una casa, porque ya lo tendrá todo. Todo le resultará mucho más fácil, y no necesitará espiarme desde las sombras. Pero lo peor, es que ella hará todo esto mucho mejor, porque si la ve y ve en sus recuerdos que ella ha estado hablando con nosotros, sabrá que yo sé lo que va a hacer<<
>> ¿Sugieres hacer un conjuro para poder introducirte en la mente de la francesa cuando quieras?<<
>> Sí, y averiguar más cosas de ella, a ver si Keyla la ha visto<<
Sarah asiente, dando por finalizada la conversación.

Kesh y Sarah acompañan a las francesas al apartamento y una vez están dentro, Kesh cierra la puerta.
Las chicas se quedan mirando el piso con curiosidad, Krystal se gira hacia Kesh.
- ¿Esto es tu exposición?- dice enarcando una ceja- Más bien parece un apartamento.
- Oh, lo sé.
Después de decir esto Kesh se acerca a Krystal y la coge por la nuca. Sarah piensa que la va a besar, ya que el gesto es el mismo, pero Kesh se limita a mantener el contacto con los ojos de Krystal, que al poco rato cae inerte al suelo.
Dianne ahoga un grito y mira a Kesh con los ojos muy abiertos, hace ademán de correr hasta la puerta, pero Kesh la coge del brazo y hace con ella lo mismo que ha hecho con Krystal.
- ¿Qué has hecho?
- Tranquila sólo están dormidas, para cuando despierten no recordaran nada. Voy a llevar a esta a su casa- dice señalando a Dianne- a Krystal aún la necesito, no he examinado su mente aún.
Sarah asiente lentamente, sin comprender mucho.
- ¿Cómo has sabido dónde vive?
- Lo he leído en su mente, Sarah.
- Es verdad…, lo siento es que no entiendo muy bien eso de la telepatía.
Kesh le sonríe brevemente y vuelve la cabeza hacia las chicas que están en el suelo.
- ¿Oye la puedes llevar a su casa tú? Es que Krystal va a despertar y me gustaría hacer esto a solas, no te ofendas pero necesito concentración y…
- Tranquilo, te entiendo, no tienes por que darme explicaciones. Solo dime donde puedo encontrar su casa y como la llevo hasta allí.
- Veamos, coge sus llaves, están en el bolsillo de su chaqueta. La voy a despertar, pero no estará consciente en realidad, a los ojos de los demás sí. Tú cógela por la cintura y anda con ella. Vamos a probar.
Sarah asiente y coge las llaves del bolsillo de la chaqueta de la chica. Kesh la levanta y la tumba en el sofá, pasa su mano izquierda por la cara de la chica y esta abre los ojos, que no muestran ninguna expresión ni sentimiento. Kesh la coge por el brazo y la ayuda a levantarse, Sarah los mira, arrugando la nariz, la chica parece un robot.
- Vale, cógela por aquí- dice poniendo la mano de Sarah en la cintura de la francesa.
Sarah la coge e intenta caminar con ella. Se sorprende al ver que la chica hace todos los movimientos que Sarah le indica y pesa menos de lo que imaginaba.
- Y digo yo una cosa, ¿Qué pasa si la reconocen?
Kesh frunce levemente el ceño, dejando ver a las claras que no había pensado en eso. Después pronuncia el hechizo y la desconocida se transforma rápidamente en Rue.
Sarah abre la boca y lanza una exclamación ahogada.
- ¿Tenías que transformarla en mi hermana?
- Lo siento, es la única mujer que recordaba con total claridad.
- Vale…bueno, me voy. Volveré luego.

jueves, 10 de junio de 2010

10.

- Kesh- dice en un susurro- Mira, es Keyla.

Al escuchar el nombre de Keyla Kesh se enerva y mira precipitadamente hacia la mesa que Sarah señala. Duda un momento de si es o no su hermana. Por una parte es idéntica a ella, el mismo pelo, los mismos rasgos, el mismo cuerpo. Pero por otro lado, sus ojos no son iguales, sí son azul cielo como los de Keyla pero no irradian ese temor y esa superioridad. Son los ojos azules de una humana cualquiera y fijándose bien esa chica no está envuelta por esa aura de misterio de sensualidad que envuelve a Keyla y sus gestos son diferentes, no tan precisos ni tan directos, sino más torpes y humanos.

Sarah también se da cuenta de estos pequeños detalles y sospecha que esa chica no es Keyla

- Desde luego si es Keyla se ha escondido demasiado bien…- Kesh se concentra e intenta leer la mente de la chica- No es ella. Se llama Krystal, nació aquí, licenciada en bellas artes, 23 años. Se puede decir que es una persona normal- Kesh se concentra de nuevo para intentar llegar más al fondo de la mente de la joven, pero es difícil sin el contacto visual, si aquella era Keyla, se había escondido demasiado bien. En aquel momento la chica gira la cabeza hacia Kesh y tras el contacto visual entre ambos Kesh está seguro de que aquella no es Keyla- Definitivamente no es ella, sus ojos son del mismo color, pero son los de una humana, por mucho que Keyla se haya esforzado en ocultar el poder de su mirada no hubiese podido hacerlo son tanto éxito, ni haber inventado una vida entera, con todos los recuerdos de alguien que no es.

Sarah se la queda mirando, el parecido entre ambas era asombroso.

- ¿Estás seguro de que no es ella?

- Sí, pero me acercaré si así te quedas más tranquila.

Kesh se levanta de la silla y se aproxima a la mesa donde está la chica que se parece a Keyla junto a otra joven, comiendo.

- Pardon- dice Kesh en un perfecto francés- Vous parlez l´espagnol?

- Sí- dice la chica que se parece a Keyla- ¿Qué sucede?

- Perdone señorita pero mi compañera y yo somos dueños de una pequeña sala de exposiciones de arte moderno situada unas calles cerca de aquí, me gustaría exponer alguna de sus obras.

La chica se queda quieta y parpadea.

- ¿Cómo sabes que yo hago obras de arte moderno?

- ¿Krystal Blanchott?

- Sí, ¿Perdona, te conozco?

- No- dice Kesh con su espectacular y turbadora sonrisa- Lo siento señorita, no me ha dado tiempo a presentarme, Tom Martínez. La conozco porque he visto obras suyas en Internet. Sería un placer para mí que después de comer me acompañara a la exposición.

La chica se queda sin palabras, asimilando la información. Acababa de terminar sus estudios y no esperaba ser reconocida tan pronto, por otro lado cuanto antes empezara, mejor.

- Por supuesto, nosotras hemos acabado de comer. Si no les importa, me gustaría que mi amiga me acompañase.

- En absoluto. Vamos ya, nosotros comeremos luego.

>>Sarah levántate cuando yo te lo diga, nos vamos a casa. Les he dicho que tenemos una exposición de arte, tú sígueme la corriente<<

Sarah menea la cabeza, no está muy acostumbrada a recibir mensajes telepáticos de Kesh.

- Muy bien, pues vamos.- dice Kesh, las dos se levantan-.

- Esta es Dianne, también habla español.

Kesh le sonríe, lo que hace que la tal Dianne se sonroje hasta los huesos y que Sarah alce una ceja en un profundo gesto de disgusto.

- Esta es Sarah- dice Kesh cuando se acercan a la mesa-.

Keyla camina por las calles del centro de París, llenas de gente, gente agobiada, impaciente. Ella no es así, camina tranquilamente, segura de sí misma bajo su camuflaje, que ha hecho que sus puntiagudas orejas no se vean y sus ojos no irradien tanto Poder. Pasa por delante de varios restaurantes, sabe que la médium está en uno de ellos, pues la lleva detectando desde hace un buen rato. No detecta a Kesh, en cambio, por lo que sospecha que él sabe que ella volvería a París. Keyla detecta más próxima la mente de la médium por lo que bloquea la suya para que Kesh no la detecte. Gira la cabeza para mirar por el gran ventanal de uno de los restaurantes y ve a la médium, a Kesh y…

Keyla se queda quieta y se obliga a ella misma a permanecer tranquila, junto a Kesh hay dos chicas, y una de ellas, la de menor estatura es igual a Keyla, exactamente el mismo pelo, los mismos rasgos,… idéntica.

Keyla entra en la mente de la chica.

>>Krystal<<

domingo, 16 de mayo de 2010

9.

Kesh rodeaba a Sarah entre sus brazos, esta tenía las mejillas ruborizadas y los ojos muy abiertos. Llevaban así, abrazados y en silencio, un buen rato. Ambos pensaban en lo que acababa de pasar entre ellos.

- Gracias- dijo Sarah, rompiendo por fin aquel incómodo silencio-.

- ¿Gracias?- dice Kesh, enarcando una ceja-.

- Sí. Después de la visita de Keyla y lo que me contaste sobre ella…, me puse un poco nerviosa y tensa. Gracias a ti eso ha desaparecido, ahora me siento mucho mejor, ya solo recuerdo su visita como un mal sueño.

Kesh se despereza y se levanta con esa agilidad tan propia de él.

- Para mí también ha estado bien…he de reconocer que estaba algo tenso, pero contigo se me olvidan todos los problemas.

Sarah cierra los ojos y sonríe, Kesh coge una manta que hay en el armario y la hecha por encima del cuerpo desnudo de Sarah, después vuelve a meterse en la cama y la coge por la espalda.

- Que mimada me tienes- dice Sarah con tono de burla-.

- Que va, mimada no, tan solo es que debo ser un buen anfitrión- dice apretando aún más sus brazos en torno a lo cintura de ella- no tienes ni idea de lo que te he echado de menos.

- Tú si que no tienes ni idea, he estado un mes entero pensando en ti, sin tener la menor idea de cuando volverías. Estuve veintiún años sin saber lo que era el amor, sin tener ni idea de lo que era no poder sacarte a alguien de la cabeza, estar pensando en alguien todo el rato es… irritante, pero a la vez es reconfortable saber que quizás esa persona está pensando en ti también. Hace veintiún años no entendía lo que era el amor, porque había gente que lo describía como lo mejor que le había pasado en la vida, en cambio otras personas lo describían como sufrimiento, se pasaban horas y horas llorando por amor. ¿Qué era entonces, algo bueno o un sufrimiento infinito?, no lo sabía. Pero cuando tú viniste y te vi, empecé a entenderlo, cada vez más. Ahora lo entiendo del todo. Y lo describiría como… felicidad. Es la palabra que más se acerca en mi caso.

- Yo tampoco lo sabía, jamás me entró en la cabeza como la gente podía poner en juego su propia vida por una persona, sabía lo que era una necesidad física, he pasado por ello algunas veces, pero jamás daría mi vida por esa persona, era absurdo. Pero cuando te conocí… todo lo veía desde un punto de vista diferente, eres la luz que ilumina una parte del mundo que nunca había visto, ahora gracias a ti lo veo todo de un modo diferente, y le doy muchas vueltas a cosas que antes tenía claras. Gracias, Sarah. Gracias a ti me he dado cuenta que yo tan solo era un peón en la guerra eterna de los Rakseine y su ansia de poder.

Sarah sonríe interiormente, no era normal en Kesh hablar sobre sus sentimientos, y las pocas veces que lo hacía Sarah quedaba como colgada en una nube de felicidad.

- ¿Qué te parece si te arreglas y te llevo a comer uno de los mejores restaurantes de París? – dice Kesh al oído de Sarah- Tengo entendido que te gusta salir a comer fuera.

- Me parece bien, aunque la hora que es… la una- dice mirando al despertador que hay encima de la mesita de noche- Los restaurantes estarán ya llenos.

- Que va, tú ponte guapa- dice levantándose de la cama- Va, levanta- Sarah se levanta lentamente y va a al baño-.

- Necesito ducharme antes, mira que pelos me has dejado- dice echándose las manos a la cabeza- tardaré poco.

- Vale, date prisa.

- Sí sí.

Sarah entra en el baño y cierra la puerta tras de sí. Kesh abre el armario y se pone unos elegantes pantalones negros y una camisa a rayas grises y negras, después va al salón y coge la guitarra que Sarah trajo consigo, la observa atentamente. Una Fender negra, la primera palabra que le viene a Kesh a ala cabeza: cara. Aquella guitarra le tenía que haber costado un ojo de la cara por lo que Kesh se dijo que no debía romperla. Sin conectarla al amplificador pone los dedos en los trastes, al azar y comienza a acariciar las cuerdas hasta ir descubriendo poco a poco el sonido de estas.

- ¿Qué haces, Kesh?, yo ya estoy.

Kesh alza la vista y la mira. Sarah se ha puesto un vestido corto y ha dejado suelto su pelo rizado, que le cae en hermosos tirabuzones hasta la mitad de la espalda.

- Estaba intentando saber como se toca esto- dice alzando la guitarra y sonriendo- Te queda bien el rojo, ¿Vamos?

- Vamos.

Llegan a un restaurante del centro de París a las dos de la tarde, por lo que el restaurante está lleno de gente, sobre todo turistas.

- Madre mía no vamos a comer ni mañana- dice Sarah-.

Kesh esboza su típica sonrisa torcida y dice:

- Tú espera y verás, te apuesto a que nos sentamos en la siguiente mesa que se vacíe.- Cuando el camarero pasa Kesh murmura algo en francés y el hombrecillo asiente rápidamente, Kesh guía a Sarah a la mesa que el camarero les señala con la mano, se sientan-.

- ¿Qué has hecho?-pregunta Sarah, incrédula-.

- Hacerle creer que habíamos reservado esta mesa.

- Que cruel eres.

- Que se le va ha hacer.

Sarah mueve la cabeza y comienza a observar el restaurante con curiosidad. Está muy decorado, lleno de fotos y cuadros. Sarah pasea la mirada por las mesas, pero se detiene en una. ¿Keyla?

miércoles, 21 de abril de 2010

8.

Sarah y Kesh aparecen en el pequeño apartamento de Kesh, a coger las pocas cosas que van a llevarse a Nueva York.
- Espera, ¿Tú estas seguro de que Keyla quiere matarnos?- dice Sarah-.
- Sí, sino no entiendo por qué ha venido, pero Keyla es retorcida, algo querrá saber si no me ha matado ya.
- Y…¿No hay alguna manera para que Keyla no pueda entrar a esta casa?
Kesh deja la maleta en el sofá, pensativo.
- Maneras de proteger una casa hay muchas, pero no se si resultarán efectivas contra Keyla.
- ¿Y por qué no intentarlo? Sea lo que sea lo que haya venido a buscar dudo mucho que lo haya encontrado en un solo día, en todo caso tendrá que volver. Si vuelve, entonces nos iremos. ¿Pero por qué no intentarlo?
Kesh se deja caer en el sofá, abatido. Y mira a Sarah, haciendo un brusco movimiento con la cabeza para apartar el flequillo de su rostro.
- Verás, Sarah. La cosa es que con Keyla no se intentan las cosas, o se hacen o no.
- - Bien. Pues ve haciendo un conjuro que proteja el apartamento, ya. Keyla no podrá entrar, estoy segura.
- ¿Segura?
- Sí, segurísima.
Kesh se levanta lentamente y sale al balcón. Sarah ve como el viento revuelve su cabello y sacude fuertemente sus ropas. Kesh se sitúa en el centro del balcón, de cara a la gran ciudad y alza una mano. Una bola de energía se va acumulando en torno a ella, y para cuando esta es lo suficientemente grande Kesh une las dos manos y pronuncia el conjuro. La bola sale directa hacia la casa. Sarah se tapa la cara con las manos instintivamente, pero las quita al ver que no ha pasado nada.
Kesh entra a la casa y cierra la puerta tras de sí.
- ¿Qué tal?
- Bien, pero me he quedado sin energía- dice Kesh, apoyándose en Sarah porque le fallan las piernas- No se tú, pero yo necesito dormir.
- Claro, yo también, son más de las cuatro de la mañana. Oye, ¿No te habrá visto nadie?
- Un jueves a las cuatro de la mañana, la gente que haya en la calle no creo que esté en su sano juicio, créeme.
Sarah asiente, esbozando una sonrisa cansada, y acompaña a Kesh hacia el dormitorio. Ambos se dejan caer en la cama, agotados.

Cuando Sarah se levanta ve que está sola en la cama, mira a su alrededor, pero Kesh no está allí. Suspira y se levanta de la cama, cambiando la camiseta y los pantalones cortos por una camisa roja de Kesh que hay a los pies de la cama. Al salir de la habitación ve a Kesh sentado en una silla, en el balcón. Sarah abre la puerta sigilosamente, pero el agudo oído de Kesh detecta hasta el más leve ruido y este gira la cabeza.
- Buenos días- le dice sonriente-¿Qué tal has dormido?
- Buenos días- contesta, sonriendo también y llevándose la mano a la cabeza para revolverse el pelo- He dormido bien, pero prefiero estar despierto- dice a la vez que se levanta y abraza al Sarah- cuando duermo no puedo estar contigo.
Kesh abraza a Sarah más fuerte, atrayéndola hacia sí, y comienza a besarla apasionadamente, comenzando por los labios y descendiendo hasta el la curva del cuello.
- Kesh…- dice Sarah, respirando entrecortadamente- vamos a entrar dentro, ¿te parece? La gente nos está observando.
Kesh se aparta un poco de ella, rozando su nariz con la de Sarah.
- Me importa más bien poco que nos estén mirando. Es culpa tuya, que lo sepas, son las consecuencias por ponerte solo esa camisa. Me provocas.
Sarah suelta una carcajada.
- ¿Y tú no me provocas a mí?
- No tanto, te lo aseguro.
- Ohhh yo creo que si. ¿Qué me dices cuando sales de la ducha, con tan solo la toalla?, ¿O cuando te tumbas en el sofá con las manos tras la cabeza…? Lo que pasa es que yo me controlo.
Kesh la coge en brazos y la lleva hasta el sofá, dejándola con delicadeza.
Sarah se acomoda en el sofá mientras Kesh cierra la ventana y vuelve a lanzarse sobre ella. Ella le desabrocha rápidamente los botones de la camisa y la tira a un lado.
- Lo siento. Yo, no puedo controlarme-susurra Kesh en su oído-.
Sarah sonríe, saca su camisa por encima de la cabeza y se la tira a Kesh, este se hecha hacia atrás y enarca una ceja. Sarah se levanta grácilmente del sofá y entra a la habitación, andando sobre la punta de sus pies.
- No se tú, pero yo considero el sofá…algo pequeño.
Kesh esboza su característica media sonrisa y salta del sofá, cerrando la puerta de la habitación tras de sí.




- Keyla, te lo hemos dicho mil veces. Tu obligación es obedecernos, si no lo haces, nos veremos obligados a matarte. Yo personalmente no quiero que eso suceda, eres demasiado valiosa y ahora que hemos conseguido por fin que la magia forme parte de ti eres más poderosa que nunca. Tenemos que matar a Kesh, él nos ha defraudado y como ya bien sabes, todo el que nos defrauda será castigado con la muerte. Incluido tu hermano, e incluida tú si nos desobedeces, Eldun está al alcance de nuestra mano, pero para poder entrar en combate es necesario que la médium y sus amigos estén muertos, son peligrosos, porque ya…
- Porque ya quedan menos magos en Eldun, y ellos son todos magos. No los subestimes…- repite Keyla meneando su cabeza y con los ojos en blanco, un gesto típico de ella de aburrimiento absoluto- Ya me has repetido esta charla más de seis veces, Gandor. Sé lo que tengo que hacer. Como tu bien me enseñaste, la paciencia es un gran don que pocos poseen, según tú uno de esos pocos eres tú. Pues aplícate el cuento y déjame en paz de una vez, sé perfectamente lo que tengo que hacer, no dudes de mí.
Con esto último Keyla se levanta del sofá del salón principal de los Rakseine (una sala grande y muy decorada, llena de cuadros y elegantes sillas y sofás donde los Rakseine llevaban a cabo todas las reuniones importantes) y se dispone a salir de la habitación, pero Gandor la coge del hombro.
- ¿Pero qué te has creído tú, niña? ¿Qué me puedes hablar de esa manera?
A tus superiores se les habla de usted, y siempre con profundo respeto…
- No me toques- dice Keyla, apartándose bruscamente de Gandor- yo te hablaré como me de la gana, tú no me das ordenes.
Y con esto último sale de la habitación, y de Eldun. Apareciendo en la estación de metro de un soleado y agobiante París.

viernes, 2 de abril de 2010

7.

-Ah, Keyla. Ya has vuelto.

Keyla pasa al lado de la humana, sin pronunciar palabra.

-Pensaba que tardarías más en volver.

Keyla se detiene y gira su menudo cuerpo.

- Me subestimas, Tessa.

Tessa inclina su cabeza.

Tessa es la hija de el orto jefe Rakseine, Gandor. Ella y Keyla han sido amigas desde la infancia, pero aunque Tessa crea que ella es igual que Keyla, esta la maneja como quiere. Tessa es humana prácticamente, tiene algo de sangre de hada, pero muy poca. Su piel es morena, y su pelo rubio y liso. Tessa tiene los ojos grandes y alargados como las hadas, pero los suyos son verde oscuro. Es dos cabezas más alta que Keyla y tiene cuerpo de bailarina. Pelea bien, pero no es maga.

- ¿Has acabado con Kesh?- dice Tessa, levantándose de la silla.

Keyla la mira a los ojos, enarcando una ceja. Leyendo a las claras en la mente de Tessa que a ella le entraba una angustia impresionante al sopesar siquiera la muerte Kesh.

Keyla sonríe levemente.

-No, Tessa. Ahora mismo no me conviene matarlo.

-Keyla, los señores te dieron orden de matarlo.

- Sinceramente, me da un poco igual las órdenes que me den o me dejen de dar.

Tessa abre los ojos de par en par.

-Keyla, ¿Cómo te atreves a decir eso? Nosotras debemos cumplir con lo que nos dicen los jefes, y sus órdenes han sido claras. Te dijeron que tenías que matarlo hoy.

-Se perfectamente lo que me dijeron, no soy imbécil. Pero por ahora, me interesa mantenerlo con vida- dice Keyla, con una sonrisa en su angelical rostro-.

-Pero, tu no puedes desobedecer las órdenes de…

-Tessa, cállate ya ¿Quieres? Tú eres la primera que quiere que no muera Kesh para volver a tirártelo. A mí, libertad total, ¿Recuerdas?

Tessa se ve obligada a desviar la vista, incapaz de sostener por un momento más la mirada de los azules ojos de Keyla.

-Recuerdo.

A la cabeza de Tessa vienen imágenes de un día que encontró a Keyla lejos de la fortaleza, sentada en el suelo y realizando algún extraño conjuro.


>> - Keyla. ¿Qué haces?

Keyla se levantó, rápida como un rayo, con sus ojos, habitualmente de un precioso azul cielo, rojos como la escarlata. Tessa abrió mucho los ojos, de puro terror.

-¿Keyla…?

- ¡Tessa! ¿Qué haces aquí?

Keyla se acercó a Tessa, cogiéndola por su perfecto cuello y apretando, dejándola poco a poco sin respiración. Tessa manoteaba inútilmente, balbuceando que la soltase.

-Tessa, tú debes dejarme en paz. Si quieres seguir con vida, no tienes que estar siempre encima de mí. ¡Pasa de mí de una vez Tessa! No eres mi sombra, no intentes serlo. ¿Entiendes?

Tessa asintió apresuradamente, y la mano de Keyla entorno a su cuello se aflojó.

-Tú no puedes matarme, Keyla.

Los ojos de Keyla recuperaron su azul habitual. Y ésta sonrió de esa forma tan angelical propia de ella.

- ¿Estás segura de eso? Mira- dice Keyla, cogiendo a Tessa por el brazo y obligándola a acercarse al lugar donde ella estaba antes sentada. Tessa ve un bulto inerte, y distingue a Kesh tirado en el suelo, con un enorme corte que va desde su oreja hasta el final de su hombro izquierdo- le he hecho esto porque él me subestima, me trata como a una inferior. Casi lo he matado por contradecirme, y eso que es mi hermano. Imagínate lo que te haría a ti, Tessa, por espiarme.

Tessa tragó saliva, con los ojos abiertos como platos, y se dejó caer al lado de Kesh, que respiraba con dificultad y tenía sus ojos cerrados.

-Bien, os dejo. Recuerda, Tessa. A mí, libertad total.

Entonces Keyla desapareció.

Keyla sale airada de la habitación, con una forma de caminar muy típica de ella, dando pequeños saltitos y con una seguridad infinita, agitando tras de sí su larga cabellera llena de tirabuzones rojizos.