martes, 28 de diciembre de 2010

21.

Al llegar al comedor Sarah se da cuenta de que es más grande de lo que pensaba, las paredes están echas de algún material transparente y se puede ver una gigantesca mesa rectangular en el centro de la sala y otras seis más pequeñas alrededor de la más grande. En el centro de las mesas hay múltiples fuentes de comida y bebida, todas con una pinta excelente. Pero ella tiene el estómago algo revuelto y no se percata de la comida, sino de las extrañas personas que charlan alegremente mientras se dirigen a la puerta del comedor, y cuando entran en la sala se hace el silencio absoluto.
A Criss toda esa gente le hacen recordar a los carnavales terrestres, por los muchos coloridos de pieles, cabellos, ojos. Criss se fija en una chica de una raza que no había nunca antes, la chica tiene unas grandes alas blancas en su espalda y unos enormes ojos rojizos que destacan en su cara fina con una nariz diminuta y unos gruesos labios rosas. Una hile, la raza aérea de Eldun, parecidos a los humanos quitando la piel muy morena, casi marrón oscura y las grandes alas. Criss distingue a cuatro o cinco hiles más, todos parecidos y distintos entre sí, con las alas y la piel distintas, unas más oscuras y otras más claras, pero todos con los mismos grandes ojos rojos. El pelo de todos las hiles es largo, acabando en una larga trenza justo donde acaban sus alas, en hombres y en mujeres. Otra raza que Criss no había visto nunca antes eran las sirenas, distinguió a tres de estos extraños seres por el camino por el que los guiaba Seelie, dos mujeres de piel dorada, una con el cabello rizado de un rojo brillante y la otra con el cabello liso y azul oscuro. Y un hombre de piel de un dorado pálido y cabello rojo y lacio, los tres con unos grandes y acuáticos ojos azules, sin pupilas, y los palmeados pies al aire. También había zoras, gran cantidad de ellos, todos con la piel blanca como el mármol y muy altos, de pupilas alargadas y unos preciosos ojos verdes o azules, aunque Criss se atrevió a mirar a una preciosa mujer zora con los ojos negros como la noche, producto del hambre, que le devolvió una sonrisa plagada de dientes afilados, ¨nota para mí¨- se dijo Criss- ¨nunca beses a una zora¨. Pero eso sí, las más bellas eran las hadas, que se movían con una gracilidad infinita que hacía tambalearse a su alrededor sus ligeros vestidos. También había mestizos, pero lo que más, humanos.
Seelie se giró hacia los demás, que charlaban animadamente, excepto Criss, que se había quedado embobado con toda la multitud.
- Bien, ahora silencio por favor, poneos en fila detrás de mí- les dice Seelie-.
Criss se coloca detrás de ella, seguido por Shey, Rue y Sarah.
Todos entran en el comedor, donde hay un silencio sepulcral y está todo el mundo detrás de sus sillas.
Seelie da un rodeo a la mesa grande y se para al llegar a unas tres sillas, ocupadas por sus propietarios, situadas a la derecha del extremo de la mesa. Seelie se para al lado de una mujer hile e indica a Criss una asiento a su lado, y los demás se paran también.
Casi todas las sillas tienen detrás a su propietario, la sala se termina de llenar en poco tiempo y acto seguido entra Nélian, con un largo vestido verde y el cabello recogido en una cola de caballo. Se coloca detrás de su silla y hace un amplio gesto con sus manos, exactamente el mismo que hizo Seelie. Todos se sientan, Criss se sienta a la derecha de Seelie y a la izquierda de Sarah, que a su vez tiene a Shey al otro lado, y después Rue, que a su lado tiene a una joven chica zora, de unos quince años como mucho, que tiene los ojos negros como la noche y nada más sentarse se llena su vaso de uno de los grandes cuencos donde pone escrita la palabra ¨sangre¨ en letra grande y abajo el nombre del animal del que proviene. Rue se la queda mirando con los ojos muy abiertos y la chica zora se da cuenta y la mira a ella, con los ojos esta vez de un azul oscuro.
-Lo siento, es que no he podido venir a la comida y tenía hambre. ¿Eres nueva por aquí? No te he visto nunca-.
- Pues…, Sí, soy nueva, soy maga, del grupo de los que trajeron la piedra de Thalis. – le contesta Rue sonriendo-.
- ¡Ah! Nunca pensé que llegaría a conocer a ninguno de vosotros, sois ¨famosos¨ aquí. Me llamo Mara, también soy maga-. Le dice Mara a Rue tendiéndole la mano-.
Rue se la estrecha y le sonríe a su vez, percatándose de lo fría y dura que es la piel de la zora.
- Yo soy Rue-.
Mara le vuelve a sonreir y se gira a hablar con la persona que tiene a su otro lado. Rue comienza a servirse comida en el plato y mira a Shey, que está hablando con Sarah.
- Sarah, en serio, intenta no pensar en eso- le dice, mirándola a la cara, pero Sarah mira hacia otro lado- no merece la pena, Sarah, ¿Por qué no piensas en que estas aquí, con nosotros, en Eldun, para divertirte?
Sarah se vuelve hacia Shey.
-¿Para divertirme?, Shey, nos vamos a meter en una guerra. No se que diversión ves tú.

4 comentarios:

  1. Estoy de acuerdo con Sarah, las guerras no son divertidas...
    Un beso!:D

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  2. de acuerdo con Sarah y sofía. Aunque estoy perdidisima en esta historia.xD

    Por cierto, esto se lo voy a decir a todos los blogs que visito:

    Que he descubierto algo bastante práctico en blogger que son las entradas programadas, es decir, tu escribes hoy una entrada y le pones la fecha y tal y no se publica hasta el día que pusiste. Entonces lo que hago es entrar como una vez por semana, y escribo la del día, comento los blogs, y dejo escritas 3 o 4 más, entonces, aunque publique, no comentaré porque en realidad no he entrado en blogger. Ya pongo en las etiquetas si es programada. ;)

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  3. Cuanto tiempo sin pasarme, debo volver a ponerme al día...

    Últimamente estoy muy descentrada, demasiado diría yo.

    Besos.

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